Knopfler, magia desde el retiro

El exlíder de Dire Straits entrega su primer álbum en seis años, un trabajo delicado y dominado por tempos recogidos con vistas al folk y al country

Mark Knopler One deep river British Grove Universal.

Mark Knopler One deep river British Grove Universal. / INFORMACIÓN

Jordi Bianciotto

No solo Dire Straits no volverán (de acuerdo, con todas las reservas que cabe aplicar a estas cosas), sino que difícilmente podremos ver de nuevo a Mark Knopfler saliendo de gira, como nos advirtió la noche del 25 de abril de 2019 en el escenario del Palau Sant Jordi, cuando deslizó que se trataba de su «última vez» en esta ciudad.

Ya ha dicho que no habrá conciertos con su nuevo disco, One deep river, pero la música no se esfuma y sigue su camino, suave, refinada, fruto de una alquimia que funde las enseñanzas del rock y el blues, el country y los ecos celtas, y reconocible al instante desde el primer pellizco a las cuerdas de la guitarra.

Es su primer disco en seis años y se adivina ahí un ánimo de dejar fluir las cosas sin pretender sorprender con giros aventurados. One deep river transpira un reconocimiento de aquello que ha hecho a Knopfler ser quien es, retrocediendo hasta la infancia en el tema titular, donde habla al «río profundo, viejo amigo», en alusión al Tyne, que atraviesa Newcastle de oeste a este, y que representa el fiable asidero emocional. Abundan las miradas hacia atrás, como en ese dylaniano Watch me gone, con balsámico diálogo coral femenino, la cavilación en torno a los recuerdos de Before my train comes o la pieza seleccionada como single, Ahead of the game, de sobrio videoclip en blanco y negro. Pieza esta dotada de un trote rítmico heredero de su querido J. J. Cale y una historia con resonancias del músico que lucha por seguir adelante: «estamos agotados y exhaustos, pero sabemos por qué vinimos».

Mark Knopfler. | INFORMACIÓN

Mark Knopfler. / INFORMACIÓN

Álbum para que los degustadores de matices instrumentales concebidos y ejecutados a la antigua puedan deleitarse, con ese pedal steel a cargo del maestro Greg Leisz, figura de currículo superlativo (Joni Mitchell, k. d. lang, Bruce Springsteen) o la guitarra de Richard Bennett, otro que tal (Barbra Streisand, Billy Joel, Emmylou Harris). Todos ellos configuran un equipo exquisito en torno al líder y al coproductor Guy Fletcher, cómplice estable desde los días de Brothers in arms (1985), cuyos tenues teclados marcan territorio en temas como el recogido vals Black tie jobs.

One deep river no es un disco que vaya a puntuar en el tráfico de tendencias, más bien tiene formas de obra fuera de tiempo, pero está llena de vida y de magia serena, aunque la envuelvan pulsiones crepusculares. Ofrece secuencias con meticulosa sustancia, como la incursión latino-fronteriza de Smart money, la dulce dinámica de Janine o la sombría evocación del último robo en un tren del oeste americano, en 1923, reflejada en Tunnel 13. Historias que Knopfler recorre con su voz narrativa y un guitarra que busca cada vez más la mayor expresión con el menor número de notas, destilando el lenguaje musical para calar hondo.