Eso del horror vacui es un obstáculo que Carlos Izquierdo salta con destreza. Por su propio filtro con lo accesorio en el terreno musical, me resulta más improcedente si cabe cargar las tintas en exceso para escribir sobre Campo Cero. Espero, claro está, alentar, empujar, que abras los oídos también a su bandcamp. Porque las ocho piezas que componen su primer álbum proporcionan un paisaje geográfico y humano que, despojado de artificios, arrolla a la primera de cambio. Como la obra gráfica de Marcos Aldeguer que sirve de portada del disco. Rotunda, a la par que delicada y certera.

El vídeo que ha reservado para hoy su fecha de lanzamiento lo ha editado Arturo Beviá, fotógrafo, realizador y ganador del primer premio de cortometrajes Kerygma Awards con Road to silence. Fruto de esta colaboración, podemos ver cómo la interpretación de las dos piezas extraídas -De Tacto Preciso y A Veces Palabra- «se adaptan al instante en el que suceden, no ciñéndose exclusivamente a la versión grabada para el disco», desvela Izquierdo. Ya sabes. Si estás delante del ordenador, antes de continuar, minimiza un rato el capítulo que te has descargado, el blog, este artículo, y disfruta de unos minutos de esta propuesta musical meditativa, libre, intimista.

De naturaleza experimental

Nacido en Alicante en 1982, Carlos toca el piano, sintetizadores, el ukelele y otros instrumentos menos convencionales. Este treinteañero que declara su atadura a las «rutas arboladas y sus pequeños miradores al mar» del monte Benacantil y que cuenta entre sus fuentes de inspiración a filósofos como Thoreau, a genios de la poética como Julio Cortázar o Francis Ballesteros y a músicos de la escena actual como Nils Frahm y Ólafur Arnalds, ha fijado en la experimentación el denominador común de cada proyecto que ha pasado por sus manos.

No son pocos en los que ha estado implicado en Alicante. Ha participado en proyectos de música electrónica, clásica y jazz; ha dejado su sello personal componiendo música para cortometrajes y espectáculos escénicos y ha pasado por bandas en las que ha usado juguetes, instrumentos modificados, otros hechos con materiales reciclados y objetos para aportes ruidistas.

Por remontarnos a ejemplos concretos, forma y ha formado parte de proyectos musicales de carácter vanguardista como Primitones, «un dúo próximo a la electrónica experimental», señala, al tiempo que recuerda otros más cercanos a la improvisación o al noise, como el proyecto Fuego, de Nacho Córdoba, con quien, por cierto, ha colaborado en múltiples ocasiones. Una de las que viene más al caso, la producción de Campo Cero, que grabaron en un espacio no insonorizado, bajo los árboles de Omar Sanchis en el mes de julio del 2013.

Aunque su base en armonía y composición le han nutrido para este proyecto al piano, nos confiesa que ha intentado «alejarse de lo aprendido para realizarlo». Como si arrancara de cero, quitando la raíz. En 2013, cuenta que, su propia evolución, le llevó de forma intuitiva a componer estas piezas «cargadas de poética y distintos elementos comunicativos que reflexionan sobre las emociones y su resultado estético».

Además de navegando en su web, en el futuro puedes encontrarle el viernes 28 de marzo en la galería de arte Aural. Dará un concierto, dentro de la exposición de la fotógrafa Paula Anta, que presenta sus dos últimas series: L'Arquitecture des Arbres y Edera. Por otra parte, también nos avanza que está ya con las manos en la masa del que será su segundo álbum, en el que seguirá teniendo una presencia fundamental el piano, aunque «buscando distintos espacios sonoros» donde introducirá más elementos en cuanto a la instrumentación: cuerdas, electrónica sutil, ambientes... Todo proceso creativo lo trabaja Carlos Izquierdo con la idea de jugar, de probar, de explorar. Le sale de forma natural