El cuarto centenario del fallecimiento de El Greco será motivo, sin duda justificado, para realizar distintas exposiciones en diferentes ámbitos y contenidos. En estas muestras se revisará la trayectoria artística del pintor cretense que, iniciado el aprendizaje en su tierra natal, se formó en Venecia y trajo a España las novedades adquiridas. También comprende su influencia en distintas épocas posteriores. Sabemos que el artista y su taller realizaban e incluso doraban los retablos destinados a recibir aquellas obras pictóricas religiosas realizadas a tal efecto. Así debió suceder con el previsto para la pintura El Expolio, encargado el año 1587 por el Cabildo catedralicio para su ubicación en la Sacristía Mayor de aquel templo en Toledo.

Por su parte Ignacio Haan había nacido en Alicante. Durante 1768 y a la edad de doce años hizo su ingreso en la Academia de San Fernando y en el año 1778, con 20, obtuvo el primer premio de la Academia y, con este hecho, la titulación. En la siguiente anualidad le fue concedido el pensionado en Roma. A su regreso a España su tarea profesional discurrió en la Corte y, más adelante, bajo el mecenazgo del prelado Lorenzana, Cardenal de Toledo, por entonces la diócesis de mayor extensión e importancia de España. El arquitecto, que en el año 1794 fue nombrado Maestro Mayor de aquella catedral primada, realizó numerosas obras religiosas también en distintas poblaciones del arzobispado.

Sin embargo, el retablo que hoy recoge aquella pintura de El Greco nada tiene que ver con el que hubiera salido del taller. Se trata de una obra que fue proyectada por el arquitecto Haan y realizada el año 1800 exprofeso para este lugar concreto. Mantiene la ubicación en la Sacristía en uno de los dos lados de menor dimensión, al fondo de dicha estancia que responde a la tipología de salón, según la referencia en los libros de frutos y pagos de las obras de la catedral. El arquitecto establecía un interesante ejercicio de contrastes de toda índole, ajenos a la métrica espacial y estilística preexistente, interpretando el lenguaje formal e introduciendo el color y la policromía y empleando mármoles y piedras procedentes de canteras de diversos lugares geográficos. El cuadro quedó recercado mediante un marco de bronce sobrepuesto al mármol verde. En los laterales más próximos, a ambos lados del retablo principal, el arquitecto proyectó otros dos iguales entre sí. Quedan así encajados en las hornacinas existentes y apenas alcanzan realce respecto al fondo.

Durante aquellos años en la Institución de Bellas Artes, entre otros aspectos disciplinares y consecuencia del enfrentamiento entre artistas barrocos y neoclásicos, quedaba planteado el de los retablistas que utilizaban la madera y la defensa de materiales con valor y alcance constructivo, hecho teórico y práctico defendido y realizado por los arquitectos académicos.

De cuantas obras proyectó Haan, las construcciones más representativas quedan en la propia ciudad de Toledo. En la catedral realizó, además de aquellos retablos, la Puerta Llana. Se encuentra frente a la casa que fue de los Canónigos, permitiendo su entrada directa, también facilitaba el movimiento de los pasos procesionales. Se trata de una obra que responde al modelo de las portadas in antis de los templos griegos, fue construida en mármol blanco, de formas neoclásicas, resuelta con columnas de fustes lisos y capiteles jónicos. Es una pieza de escasa dimensión, la solución a lo griego contrasta poderosamente con la arquitectura gótica de la portentosa fábrica catedralicia, así como con las innumerables intervenciones y restauraciones de carácter neogótico llevadas a cabo en todo tiempo. Efectuó también la Universidad como metáfora del Templo del Saber y el hospital para dementes, en la actualidad Diputación Provincial, donde aplicó los principios arquitectónicos funcionales e higiénicos difundidos desde las instituciones vinculadas a la Ilustración.