¿Qué te aporta a ti el arte? ¿Por qué esa necesidad? ¿Porqué lo es, no?

El arte es una experiencia, y sí, para mí es una necesidad en muchos sentidos. También es una especie de oportunidad. No soy una artista fría, más bien pertenezco al tipo emocional, lo cual no quiere decir que no piense muy bien lo que estoy trabajando, mis propuestas y temáticas. Solo puedo trabajar a partir de un tema, soy incapaz de trabajar si no tengo un tema bien estudiado antes.

¿Qué tiene el ISA que todos sus graduados y todas sus graduadas lleváis el arte en vena, de una manera pasional, casi vital?

Un sistema de estudios nada ingenuo y lo principal muy buenos profesores, muuuuuuy, muuuuuuy buenos, muy preparados. Gente que vive del arte y para el arte. Inteligente y preparada...y hasta amable. El arte es una actitud ante la vida y puede ser adoptado perfectamente como una filosofía de la experiencia de la acción vivir. Es uno mismo el que construye la realidad y eso lo sabemos todos, y el arte intenta más o menos demostrar con formas esa ilusión. Muchos de los que fueron mis profesores, por no decir la mayoría, son artistas que están en activo, pensadores, grandes intelectuales que tienen una obra bien potente. Somos los herederos de sus conocimientos, están muy bien formados ellos mismos. Fueron y son muy generosos en ofrecernos su conocimiento, en compartir con nosotros lo que saben.

El contraste con Europa, donde el arte se vive desde otros parámetros, te chocaría al principio ¿no?

...Y al final (risas)... No, es broma. Bueno, esta pregunta me obliga a hablar someramente sobre el tema de la relación entre el arte periférico y el arte que es producido en la metrópolis. Europa siempre ha sido una zona principalmente receptora (por ello guarda recelos) pero no siempre los países periféricos están mirando hacia ella y más en estos tiempos. Yo creo que sería inteligente por parte de Europa bajar la ventanilla del coche y sacar la cabeza. Descentrarse sanamente; hay un nuevo paisaje que observar: Brasil, Chile, Argentina, están muy bien y ahí tienen a Estados Unidos que no es metrópolis pero que todavía ofrece oportunidades, porque es país mestizo y no padece complejos sin fundamento que si son visibles en Europa.

La mujer, lo femenino, en plural y singular, es un referente importante en tus trabajos. ¿Te sientes en línea con lo que se ha venido en denominar arte de género o quieres significar otras cosas?

Sí, yo creo que estoy en línea con el arte de género, ya que he utilizado muchos de los discursos de género en mi obra. Eso no me molesta, aunque no me gusta mucho que me encasillen como artista de género o feminista o cosas así porque también me interesan otros temas que están relacionados con el género pero que llevan vidas a veces separadas. Mi querida amiga, crítico de arte y persona tremendamente lúcida, Suset Sánchez me comentaba que a casi ninguna artista cubana le gustaba que la llamaran artista feminista. El tema de género es algo a lo que me acerco eventualmente cuando este se toca con otros temas de mi interés como el racismo o las problemáticas de identidad.

Lo autobiográfico, lo vivencial, tu propia experiencia, intrínseca en tu obra. ¿Es muy difícil la asepsia o el distanciamiento en la práctica artística?

Teniendo en cuenta en que no soy omnipresente (risa)... lo único y más respetuoso que yo puedo hacer y estando interesada en los temas en los que estoy interesada es tomar como punto de partida mis propias experiencias y eso es lo que me permite comprender a los demás. En mi caso es muy importante estar atenta a cómo el «ser» experimenta lo que percibe. Las personas en el fondo no somos tan diferentes, todo depende de lo que uno se fije, en lo que uno ponga la atención: Si vive en función de lo externo lo material o si decide ir más allá para convivir en la naturaleza profunda de las personas y los fenómenos. Yo me puedo encargar de mis propios sentimientos, emociones, visiones, de mis expectativas, mis temores, engaños mentales, mis fantasías y alucinaciones, pero no puedo encargarme de las experiencias de los demás, aun así sí que puedo mostrar mis vivencias como esquema, al final todo se reduce a una simple ecuación, que es esa equivocada sensación de un yo firme que persiste como forma única en el centro del universo. Creo que todos compartimos este mismo laberinto emocional base y por lo tanto compartimos reacciones frente a los diferentes estímulos.

¿Qué les dirías a quienes siguen hablando de la «muerte» de la pintura?

El hecho de que se haya acuñado su muerte siempre me pareció que se refería más a la sorprendente capacidad camaleónica que tiene el arte de reciclarse a sí mismo de manera muy autónoma y de aparecerse ante nosotros en formas muy distintas, que al hecho literal de que la pintura ya no era un hecho novedoso, de que estaba obsoleta. La gente siempre quiere algo nuevo, es más divertido, pero lo nuevo es siempre algo dudoso ya que en cuanto es presentado ya es viejo, no sé... de todas maneras cada cual tiene su percepción de la realidad, eso levanta pasiones y no hay que creerse mucho todas las cosas que uno piensa y ve, o los demás, ya que como bien decía mi querido amigo Kevin Power «todas las visiones son parciales» o «la realidad es una ficción de mucho cuidao» y eso es lo que hace de este mundo un lugar variado e interesante, pero también caótico y poco fiable.

Todas tus obras presentan claramente una potente (solapada o visible) declaración de intenciones ¿Entiendes el arte sin mensaje, sin discurso?

Yo creo que en mi obra, lo que es visible es lo que uso como invitación para adentrarse en mis propuestas finales. Lo que subyace debajo solo puede ser entendido a través de la protoconversación. Hay guiños y esquemas muy reconocibles, casi primarios, al comienzo de la lectura de mis obras pero luego hay giros que son complejos y que se necesita manejar datos, incluso histórico culturales propios de mi país que hay que manejar para poder llegar hasta el final del contenido. Yo trabajo por series y esta serialidad es la que me permite organizar los temas que estoy tratando. Esto crea muchas veces la ilusión de que la obra es disonante o que no está muy conectada entre sí, pero eso es un error.

Esa aspiración pendiente ¿qué ansías...?

Yo no tengo aspiraciones desmedidas, quizás sí que se desprejuicien conceptos sobre mi obra, pero eso no lo puedo controlar yo. Hay poderes que legitiman y deslegitiman, y no es una cuestión de si la obra es buena o no, sino de poder y de lo que esos que diseñan nuestras realidades pongan en uso, de moda, pero como te digo yo no puedo controlar esto. Yo solo puedo seguir pensando, estudiando, trabajando, gozando con mi trabajo.