No vamos a descubrir las Américas. La tela que se corta dicen que siempre es la misma. Amor, muerte, vida, en sus tropecientas mil variantes. En el caso de música y moda, se trata de esos pulsos que se echan conociendo el final. Como apunta Pau Avia, «la música es una virtud, la moda un mero reflejo de la sociedad». Pero les ha gustado ir de la mano más veces de las que podemos rememorar. Ser algo indisociable.

Desde el archiconocido corpiño cónico de Madonna diseñado por Jean Paul Gaultier para la gira Blonde Ambition, pasando por las colaboraciones de cantantes de la talla de Lilly Allen y Beth Ditto con Chanel o, citando un ejemplo más próximo, la inspiración que han causado los integrantes del mítico grupo Kiss para una firma de moda masculina en la pasarela de Milán.

En cuanto a momentos épicos de simbiosis música-moda, Lucía Román rescataría cualquier actuación o videoclip de Samaris, un grupo de Islandia que describe como una mezcla entre The Knife y Sigur Rós que últimamente la tiene «encarnizada». De sus vivencias, Pau Avia recuerda con especial cariño el desfile Otoño / Invierno de 2008 de Yves Saint Laurent, cuando Stefano Pilati aún era el diseñador, en el cual gran parte «transcurría al ritmo de la base de When Someone Great is Gone de LCD Soundsystem, dentro del Grand Palais ¡un orgasmo para los sentidos!».

Dos profesiones, mismo hilo conductor

Desde que recuerdan, la música ha desempeñado un papel esencial en sus vidas. Ha sido, podemos decir, el hilo conductor. Como si para tenerse en pie les sostuvieran sonidos en lugar de vértebras, ellos danzan con soltura en la telaraña de la industria de la moda.

Basta con tratar a Lucía Román unos segundos para sentir que el mundo se encoje a su paso. Cuánta hiperactividad. Despegó a nivel profesional en Tempe, donde trabajó en las colecciones de Zara Trafaluc o donde participó en las tendencias del lanzamiento de una nueva cadena. Actualmente, se encuentra a caballo entre Los Ángeles -su lugar de residencia- y diferentes puntos repartidos entre China y Europa.

Una de las líneas de la compañía americana en la que trabaja es Lamb, la marca de Gwen Stefani. Fruto de este encargo, ha estado codo con codo con la que era vocalista de la banda No Doubt y con su estilista, Paula Bradley, «un libro abierto, capaz de sorprenderte con anécdotas constantemente» y que cuenta en su repertorio a un elenco de artistas tan bestia como Sinead O'Connor, Duran Duran o Depeche Mode. Vaya fuga de cerebro, de culo inquieto y de mano virtuosa que hemos visto volar desde Elche.

En el caso de Pau Avia, consagró su infancia y adolescencia a su formación en la música y en la danza. «Fui alumno, vi, aprendí y, sobretodo, escuché», se sincera, cuando recuerda el período en el que trabajó como bailarín y cómo luego se convirtió en profesor. No son pocas las escuelas por las que pasó que siguen activas. Entre ellas, señala Funkadelic, Pilar y Alicia Broseta, Quo, Maite Gea o su etapa en el Centro14. Hoy en día, ya ha dejado su sello en Condé Nast Francia (Vogue, Glamour, GQ, etc) y se ha establecido como editor de moda freelance en París, una ocupación que, al echar la mirada atrás, la ve como una «continuación cronológica» de lo que inició en Alicante. Entre risas, advierte que su madre resumiría así la historia: «Siempre le han gustado los trapos...».

En definitiva, a los dos les une su cabezonería, talento, desparpajo, disciplina, osadía, determinación. Me hacen pensar que en la provincia debe existir un laboratorio desde el que salen especies tan indestructibles como ellos. Hace años, habría quién les miraría, sin acabar de entender, a su paso por Maisonnave, la Rambla o El Pla. Hoy, les vemos medrar en dos ciudades de aúpa y es su trabajo el que llama la atención, el que habla por sí solo.

Para los que les miraban atónitos, me apropio de una frase de Nietzsche y se la dedico, subida a esta tarima: «aquellos que fueron vistos danzando fueron vistos como locos por aquellos que no podían oír la música».

Y una nota final. Sin ningún preaviso, tanto ella como él han mandado una foto vistiendo de escrupuloso negro. Ver para escuchar.