Cancela insomne es el nuevo libro de poemas de Juan Ramón Torregrosa (Guardamar del Segura, 1955) tras La soledad siguiendo (2008). Anteriormente, Torregrosa ya había dado a las prensas El estanque triangular (1975), Sol de siesta (1996) y Sombras del olvido (2003). Si bien La soledad siguiendo supuso cierta ruptura, sobre todo temática, con la poesía publicada hasta la fecha, Cancela insomne entronca nuevamente con los motivos de la infancia y la memoria, que adquirían un relieve fundamental en aquellos títulos.

La infancia y la memoria se encuentran en los cimientos de Cancela insomne, libro construido con un verso breve y preciso, de línea clara, con predominio de los heptasílabos y endecasílabos. El volumen, que se abre con una cita de Cesare Pavese, reúne un total de treinta y ocho composiciones repartidas en cuatro partes, todas ellas con título, y se cierra con un epílogo donde el propio autor realiza una magnífica exégesis de su obra y explicita el propósito del poemario: «escatar del pasado algunos de esos 'vislumbres originarios' de nuestro descubrimiento del mundo y de la vida, libres de adherencias posteriores, situándonos 'en el estado instintivo, o en lo que de él nos queda', de la infancia y la adolescencia».

De las cinco piezas que conforman la primera parte, titulada Quien conmigo va, la primera, Verdad y memoria, presenta al yo poemático escindido entre el yo de ahora y el yo niño. En realidad, este poema ofrece la clave de lectura de todo el conjunto, de la misma manera que Meditación en el páramo, composición que cierra esta serie, habla sobre los otros de uno mismo. La segunda parte, Cancela abierta, consta de doce poemas que van perfilando los paisajes de la infancia: los cuentos infantiles en Donde los monstruos (Maurice Sendak); la escuela en Indecisión; el campo en El aljibe y Las trilladoras; el cine en Sombras en movimiento. Sin duda, una de las mejores composiciones de Cancela insomne es Noche de verano, donde el autor recuerda las interminables noches estivales, cuando cabeceaba en la mecedora en compañía de su familia: «En las plácidas noches de verano, / junto a la madreselva y el jazmín, / bajo un cielo de estrellas incontables, / qué gozosa quietud, / cuánto sosiego».

La tercera parte, que es la que da título al volumen, está presidida por una cita de César Vallejo e incluye once composiciones que pueden leerse como un relato de iniciación. Mañana de domingo es el poema central, en el que se produce el primer encuentro con la amada: «Y sientes que en tu pecho / una legión de ángeles y olas / se alza y agita y a rebato toca / en una vivísima y siempre / mañana de domingo / distante y sola». Como afirma Torregrosa, esta parte se centra «en esa etapa oscura y a su vez cegadora que es la preadolescencia, y en la turbación que produce el descubrimiento del propio cuerpo». Cancela insomne presenta un pequeño cancionero amoroso que tiene como escenario privilegiado la playa y el joven cuerpo adolescente de la amada: «Mas tendida a tu lado / ni tú ni tus dos manos / rozar su piel intentan. / El sol insiste. / Y quema».

A lo largo de todo el libro, el verano ha sido una presencia constante a la hora de perfilar la infancia, pero eso cambia en los diez poemas de la última parte, Cancela oculta. La cita inicial de Bergamín es ya muy elocuente, pues en ella la niñez y la vejez son puestas en un mismo plano, y todo lo relacionado con el estío se transforma en visión del otoño y promesa del invierno. Magnífico es el poema Edad, donde Torregrosa reúne muchos de los elementos dispersos a lo largo de las composiciones de Cancela insomne. Y el cierre del libro no podría ser mejor, con dos composiciones, Patrias y Vida retirada, que suponen un broche excepcional a este recorrido por la infancia y la primera adolescencia de Juan Ramón Torregrosa. Al cabo, «entre todas las patrias / posibles, todas / distintas a la patria / que te enseñaron, / te quedas con los libros / y con la infancia».