Como tantos otros creativos en este país, trabajas como docente a parte de como artista. ¿Es tan difícil en España vivir únicamente de la actividad creativa?

Los resultados de la práctica artística son impredecibles y los recibos de la luz y el agua llegan predeciblemente todos los meses. Mi trabajo como docente me enriquece gracias a mi tiempo en el taller con obras de otros, sobre todo en cuanto a los procesos técnicos y nuevas búsquedas.

Tu práctica artística está muy influenciada por el choque («brutal», añadiría) con la culturas clásicas mexicana y griega. ¿Siguen estando vigentes los mitos?

Sobre todo en México, se sientan en la mesa a comer con ellos. Grecia me abrió en canal al mundo de la mitología y México me paseó y pateó por él.

¿Crees que nos sirven los mitos ahora mismo en nuestra vida cotidiana?

Yo los tengo muy presentes a diario. Gozo reinventando las mitologías, mezclándolas con las tradiciones y leyendas, con las supersticiones y costumbres populares, con el subconsciente. Utilizo los rituales y las ceremonias en lo cotidiano, le doy atención al mundo de los sueños, a la intuición. En las piezas incorporo el trabajo con lo que no se ve, en el que cada material, cada forma, cada elemento nos aporta su carga poética y su sentido material y simbólico.

De hecho, esta pieza que ahora muestras Leche negra, manantial de muerte parte de un hecho biográfico tuyo personal. ¿Mito, vida, arte se entrecruzan?

Mi trabajo siempre es autobiográfico. Los mitos me ayudan en mis relatos. Yo me convertí en la hembra alimentadora con el poder de dar y quitar la vida. Mi hijo Ulises sacó lo salvaje de su cuerpo para realizar su ofrenda. Entregando lo que necesitaba, en el momento en el que más lo precisaba y sobreviviendo a su entrega.

¿No te interesa, por ejemplo, la mitología actual de superhéroes, en sus vertientes norteamericana y japonesa, tan influyente ahora mismo?

Los mitos con los que trabajo me los han introducido en las carnes los habitantes de sus tierras durante el tiempo en el que viví en ellas. He viajado leyendo sus historias buscado los lugares en los que sucedieron, recorrido los terrenos telúricos y saboreando y reinventando la magia. He estado en sus ceremonias y rituales, compartido su catarsis, sufrido su dolor. He exorcizado con ellos encontrando que los límites están mas allá y compartido su experiencia física. Respondiendo a tu pregunta, me encantaría viajar a Japón y a Norteamérica.

Practicas habitualmente el grabado ¿crees que esta técnica no ha agotado sus posibilidades expresivas? ¿no crees que sería necesaria una puesta al día de dicho arte? Tengo la impresión de que evoluciona lentamente y que está anclado en unos determinados modos.

Hace años que trabajo el grabado y la escultura de manera simultánea. Me encuentro libre en estos medios. Utilizo el grabado desde una noción integradora y disfruto con la transversalidad que me ofrecen las distintas disciplinas. Mi naturaleza tiende a manipular la tirada variando el entintado y estampado. En múltiples ocasiones la estampa final está iluminada, cosida, rasgada o trabajada con collage y objetos de variada índole (como espinas, percebes, gomas, cerámicas, etc.). Con ello aporto mi contribución a ensalzar la noción innovadora del original-múltiple, o sea, la versión de una idea gráfica que se nutre del proceso. En este último proyecto que presento en las Cigarreras las estampas se multiplican, se adhieren unas sobre otras, capa sobre capa se recortan, y adquieren volumen envolviendo los cuellos de Medusa, Coyolxauhqui y Santa Bárbara alrededor de lenguas de mirra sanadora realizadas con cerámica. Estas obras las cierran unas llamas-fuegos de oro (de cerámica) que brotan de sus bocas emanando su aliento. Convirtiéndolas en «decapitadas vivas».

Precisamente la decapitación para ti tiene un sentido liberador ¿podrías explicarnos un poco más eso?

En mi tiempo en México fue difícil vivir con mi cabeza sobre mis hombros. En una iglesia en Tlacochahuaya encontré la puerta principal custodiada por dos santos mártires que habían sido decapitados y llevaban su cabeza en las manos. La sensación era de paz y descanso. Decidí hacer yo lo mismo, cortar mi cabeza y llevarla en las manos para fortalecerla y fortalecerme. A lo largo de mi vida me he ido encontrando con decapitadas a las que he acompañado: Medusa, Coyolxauhqui, Santa Bárbara, Sikán. Trabajo con ellas, con su vida más allá de su decapitación, con su nuevo aliento de supervivientes.

¿Tu uso, defensa y enseñanza del collagraph es por qué…?

Me encontré en Cuba con el trabajo de Belkis Ayón, una obra impresionante que está realizada con la técnica del collagraph, pero de una manera distinta a como el resto del mundo lo trabaja. Ella utilizaba la porosidad de los materiales con los que construye la matriz, obteniendo imágenes visualmente calcográficas alejándose del efectismo y exceso de color y relieve que caracteriza esta técnica. Belkis se suicidó con 32 años, trabajó generalmente sola y no había nada escrito sobre su particular proceso colagráfico por lo que realicé mi tesis sobre ello.

¿Cómo puedes compaginar tanta actividad y facetas del arte actual y parafraseando a Carmen Rico-Godoy «no morir en el intento»?

Bueno, a mi tesis la llamo «la muerte en vida». Quizás si he muerto un rato.

¿Se le pide a la mujer, en general, en cualquier práctica o quehacer, ser una heroína?

Ser madre y padre requiere tiempo. Los artistas devoramos el tiempo para nosotros solos. Al parir pierdes y ganas.

En muchos de los casos, de los dioses y diosas que utilizas en tus piezas ¿cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia? ¿O precisamente te sirves de ello para ratificar y señalar situaciones de la actualidad?

Soy narrativa en mi trabajo, cuento lo que sucede dentro y alrededor mío. Un amigo, Antonio Barea, lo llama «mitología contemporánea con personajes que él conoce». Me parece muy acertado.

Desde luego, el papel de la mujer en la mitología es producto de un tiempo y creo que, en ese sentido, tu trabajo significa un aggiornamento, una puesta al día, un llevarlos a nuestra actualidad y problemática. ¿Siguen sirviéndonos para explicar lo no explicable, lo metafísico?

Vivo y trabajo con lo que no se ve, eso me lo enseñó México, le doy gracias por ello.

Un proyecto, un deseo…

Más horas al día para mis exorcismos.