Entrevista

Invitado por el Gil Albert, en Descubre una obra de arte en el MUBAG, el 4 de septiembre, analizará la obra de Eduardo Lastres. Pero hoy hablamos con él en calidad de presidente del Instituto de Arte Contemporáneo, que el próximo día 3 convocará en el Gil Albert una reunión con los profesionales del arte contemporáneo de la Comunidad Valenciana para hablar del estado de la cuestión.

El IAC empezó a destacar en los medios cuando desarrolló y publicó un manual de buenas prácticas para la gestión de los recursos públicos de arte contemporáneo, en el que una de las principales exigencias era que los directores de los museos y centros de arte contemporáneo públicos fuesen contratados a través de un concurso público nacional o internacional, con el fin de que se ocupe de la gestión de manera independiente. Este documento se firmó junto con las otras asociaciones del sector y el Ministerio de Cultura, en 2007, a partir del mismo se renovó la plaza de director del Reina Sofía, y de otros centros, veintitrés hasta la fecha.

¿Qué es el IAC, por qué surge?

El IAC es una asociación de artistas, críticos de arte, galeristas, comisarios de exposiciones independientes, coleccionistas de arte y otros profesionales del sector como directores de museos y centros de arte contemporáneo, gestores... Una asociación cultural, sin ánimo de lucro, absolutamente independiente de cualquier tipo de financiación externa, lo que nos permite tener cierta autonomía para enfrentarnos a los problemas de la gestión con dinero público del arte contemporáneo. Desde los años ochenta en España se han creado numerosos centros y museos, subvencionados con dinero público, pero ha habido mucha improvisación, sin verdaderos programas ni verdaderos contenidos. Lo que nosotros reivindicamos es que toda esa dotación se dedique realmente al arte contemporáneo, con programas específicos y que sea gestionado por profesionales del arte contemporáneo, no por cuñados o amigos o sobrinos de concejales, o por consejeros de cultura, etc. El IAC trabaja para que estos recursos públicos sean gestionados con la mayor racionalidad y transparencia posible, y por profesionales del sector.

La idea surgió en torno a raíz la Manifesta 5, celebrada en San Sebastián en 2002, cuando muchos profesionales nos indignamos al ver que en una gran bienal internacional celebrada en España no participaba más que una artista española, seleccionada además a través de su galería londinense. El IAC surgió en 2004 como reacción, sobre todo, a esta escasa visibilidad del arte español contemporáneo, a pesar de la calidad de nuestros artistas y de los recursos que se invierten. Porque se ha invertido mucho en arte contemporáneo. Desde entonces como asociación nos hemos ido enfrentando a los problemas del arte español contemporáneo, en diferentes líneas de trabajo. Además del manual de buenas prácticas, hemos desarrollado un código deontológico para abordar cómo se deben establecer las relaciones entre los diferentes profesionales del sector, entre galeristas, artistas, comisarios de exposiciones, centros y museos de arte contemporáneo. Así como una comisión de arbitraje, para resolver las posibles desavenencias entre profesionales. No es raro, por ejemplo, que los comisarios presenten proyectos en museos u otras instituciones, les sean aceptados, y luego se desarrollen sin contar con ellos.

Además, vamos a someter a 50 museos públicos de arte contemporáneo a un ranquin de transparencia informativa, siguiendo el modelo anglosajón. El 70% de los museos públicos españoles de arte contemporáneo no informan en su página web de quien es el director del centro. El 40% no dispone de página web. El 90% no da información del presupuesto anual que maneja, a pesar de que es dinero público. Si hay un patronato, queremos que se sepa quienes son los patronos, cuál es su perfil, su currículo, etc. Que se conozca el plan general de usos del edificio, el plan expositivo o el proyecto museográfico que el director tiene, el coste general de las actuaciones. Lo que nosotros pedimos es que se dé información pública de lo que es público. Pensamos que esto no va en contra de los directores de los centros ni de los museos, sino que puede ser una herramienta de trabajo, que les va a ayudar a saber de qué recursos disponen, cual es el plan museográfico... Hemos encontrado que los fondos para los museos no son estables, sino que dependen de la veleidad de los ayuntamientos, de la buena voluntad del concejal de cultura, que ha conseguido dinero de aquí o de allá.

Otra de las iniciativas tiene que ver con la crisis económica. Hemos demostrado con datos al Ministerio de Hacienda que el IVA al 21% es perjudicial tanto para la economía, se recauda menos, como para la cultura. El mercado de las obras de arte no puede asumir este 21% mientras que en Alemania, p.e., es del 7%. También estamos trabajando con respecto al IRPF, que es el impuesto que más afecta a los artistas, en su mayor parte autónomos que no llegan a un nivel de ingresos mínimo al año.

¿Qué piensa de la situación de Valencia?

La Comunidad Valenciana posee una tradición importante en arte contemporáneo. Con el IVAM, en Valencia, el Espai d´Art Contemporani, en Castellón, ha sido una de las comunidades de referencia en el arte contemporáneo español. Ahora nos preocupa como todas estas infraestructuras están infrautilizadas con una dotación presupuestaria mínima, o están mal gestionadas. En Alicante nos preocupa la situación del MACA, y del MUA, que ha sido una inversión importante en materia de arte contemporáneo y ahora por desgracia está prácticamente sin funcionamiento.

Por lo que respecta a la política autonómica, estamos desarrollando la idea de la creación de consejos territoriales integrados por profesionales de la cultura, que opinen acerca de cómo optimizar la gestión de los recursos públicos, con capacidad de decisión. Estamos pidiendo la colaboración de todas las administraciones, comunidades autónomas, diputaciones provinciales y ayuntamientos, para optimizar los recursos. No tiene sentido que cada una de estas administraciones desarrolle una política propia en materia de arte contemporáneo. ¿Tiene sentido tener tres museos de arte contemporáneo sin presupuesto para poder ser operativos?

¿Y qué me dice de los casos de mala gestión o de corrupción?

Nosotros no entramos en la discusión de los contenidos o de la programación de los centros y museos de arte contemporáneo. Esto pertenece más bien a la crítica de arte. En cuanto a la administración y la gestión, es el patronato del museo el que debe pedirle cuentas a su director. En los casos de corrupción, somos partidarios de acudir a los tribunales cuando hay algo más que meros indicios o difamaciones. El Instituto, a veces, hace también el papel de supervisar, como recientemente en relación con unas denuncias de supuesta malversación en el museo Reina Sofía que el IAC, después de hablar con las distintas partes, ha desestimado por completo.

¿Se están haciendo eco de la demanda social de una mayor transparencia en la gestión de los recursos públicos?

Estamos asistiendo a un cambio de modelo, ante la crisis de los partidos políticos tradicionales, y esto lleva a una mayor presencia de la sociedad civil, más crítica, más activa, que exige mayor transparencia. Los propios partidos políticos son conscientes y están desarrollando en el Congreso de los Diputados una ley de transparencia. Nosotros no hacemos más que ir con esta corriente y pedir una participación activa como sociedad civil, puesto que, como digo, somos una asociación independiente, profesional, y no estamos orientados políticamente en ningún sentido.

Lo que nos interesa hacer llegar al político es que el arte contemporáneo genera recursos propios, puestos de trabajo. La industria cultural es el 3% del producto interior bruto, superior a la pesca o a la ganadería en España. Sin embargo los recursos con los que se apoya son muy inferiores a los de estos sectores. Hay que insistir en que somos una industria cultural que genera beneficios, además de identidad cultural. En época de crisis, se tiende a pensar que las inversiones en cultura son un despilfarro, pero nosotros estamos argumentando y demostrando con datos objetivos que no es así.