Entrevista

Transcurridos los primeros 20 meses, ¿cómo valora la evolución de su proyecto cultural y en especial el lugar del arte en su gestión?

El balance es positivo. Yo siempre había visto el Instituto desde el ángulo del departamento de publicaciones, y hasta que no tienes la posibilidad de ser director no tomas conciencia de la realidad. Además, hay una serie de factores que condicionan y posibilitan que todo eso se haga o no se haga.

Una de mis máximas prioridades era la creación de una página web, para que cualquier persona que quiera saber qué es el Instituto pueda entrar por diferentes puertas a todos los departamentos. Estamos en una institución que tiene que conectar con los tiempos en los que está inmersa. En esa línea también está el proyecto Espai Enric Valor, un espacio que pone en conexión a todos los Institutos comarcales -Marina Alta, Marina Baixa, Vinalopó, Vega Baja-, que antes apenas tenían relación entre ellos.

¿Qué otros proyectos tiene en mente?

Estamos valorando y reforzando las actividades que tienen un seguimiento por parte del público como Alimentando Lluvias. Nos hemos dado cuenta de que tenemos que sacar el Descubre una obra de arte en el MUBAG fuera de Alicante a toda la provincia. En todas las localidades hay unos patrimonios riquísimos y apenas se ha hablado sobre estas obras.

En este ciclo parece que se cuenta prioritariamente con expertos de fuera para abordar obras y autores cuando en Alicante hay gente mucho más formada, ¿por qué hay esa desconexión?

Mayoritariamente la gente que sigue los Descubre se ha sentido más o menos satisfecha con el ponente, aunque en alguna ocasión sí es verdad que no se han cumplido las expectativas. Desde luego mi idea es que si hay alguien aquí que pueda hacer un buen análisis de una obra, ha de tener prioridad, para eso nos llamamos instituto alicantino de cultura. Y si vamos a hablar de Tapies, por ejemplo, y el que más sabe de este autor es de Madrid o Valladolid, pues tampoco tendremos ninguna duda en traerlo. Si en algún momento se ha hecho con cierta ceguera o falta de perspectiva, estamos intentando que eso se corrija para que cualquier persona que tenga pensamientos, ideas que aportar, sobre nuestro patrimonio artístico, tenga posibilidades de expresarlo y que el Gil-Albert sea una plataforma que se lo facilite. Espero que esto se vaya notando cada vez más.

¿Qué valoración hace de la mesa consultora, creada para el departamento de Arte?

Es una mesa muy plural, pero considero que tampoco es una mesa fija, nunca me ha gustado funcionar a piñón fijo. Es bueno que haya un dinamismo en este sentido. Y yo creo que hay bastantes cosas mejorables, con gente nueva que puede aportar.

¿Qué pasa con el ciclo de arte contemporáneo en la casa Bardín?

Ha habido de todo, propuestas que han gustado mucho y otras más duras para el ojo del público. Haremos un balance a final de año.

¿Seguirá exponiéndose en la casa Bardín?

Ese espacio nunca se pensó para exposiciones, fue algo a posteriori. Si damos un paso más en el ciclo, es posible que podamos utilizar los espacios del ADDA. Yo tengo muchos sueños con el ADDA.

Están empezando a renovar los jurados de las convocatorias de arte. ¿Qué hay de esa idea de un jurado votado por los propios artistas de la provincia, como se hacia en los setenta?.

Sinceramente no conocía lo que me estás comentando pero no tendría inconveniente en hacerlo así. Me encanta la idea, tomo nota de cómo hacerlo para invitar a todos los artistas plásticos a elaborar una lista, y que la propia comisión certifique que los nombres responden a lo exigido.

Hablando de publicaciones, se aprecia un vacío en cuanto a biografías o catálogos razonados de autores históricos como Manolo Baeza o Abad Miró... Tampoco hay monografías de autores vivos de diferentes generaciones que tienen una trayectoria importante tras de sí.

Está en proyecto la creación de una colección de artistas alicantinos, que va a salir volumen por volumen; también un diccionario de artistas de la provincia de Alicante. Es verdad que en el ámbito literario tenemos la queja de que ya no publicamos creación. Pero es que llegó un momento en el que la saturación fue total. El setenta por ciento de lo que recibíamos eran libros de poemas y novelas, era imposible absorberlo todo y se decidió no publicar creación a falta de un premio literario que diera salida al talento que apareciera, que es lo que realmente interesa y eso está ahí en proyecto. También estamos haciendo un gran esfuerzo con las ayudas a la investigación y a las tesis doctorales.

Además de los premios, ¿qué otras vías tiene una institución para que su gestión no se quede en dar el dinero y punto?

Ese seguimiento faltaba y lo vamos a suplir con la publicación de una revista científica, que se va a llamar Planesia. Hemos tenido conferencias magníficas sobre temas de arte, pero si no las publicas en unas actas, como todas esas intervenciones que no grabas o editas, todo el esfuerzo se queda en mera anécdota. La publicación es lo que queda, y esa es la herencia del Instituto. Esta revista se va a nutrir de las síntesis de aquellos trabajos que sea necesario publicar y de las mejores ayudas a la investigación y tesis.

Las asociaciones de críticos de arte y artistas están demandando que los directores de los centros culturales, museos... sean elegidos por concurso público.

El instituto Alfons el Magnànim, por ejemplo, en Valencia, funciona con el nombramiento de un director que cobra una asignación mensual; la plaza se convoca, se crea un perfil con una serie de características culturales, preparación profesional, y la persona que cubra esa plaza está durante equis años. Yo estaría encantado de que ese fuera el modelo, no tengo ningún inconveniente. Pero sí es verdad que es imprescindible poder trabajar con un equipo entregando en todo, que haya una interrelación.

¿Cuál es el lugar del arte en la sociedad contemporánea?

En España no se valora suficientemente el potencial que tiene el arte. Yo creo que si las instituciones se dieran cuenta de todo lo que el arte puede alterar los cimientos de la sociedad, le prestarían muchísima más atención. El buen gestor de cultura no es el que solo trae a figuras mediáticas sino el que consigue becar a los mejores creadores o intérpretes de esa provincia. El equilibrio es clave: satisfacer a la respetable mayoría y contentar asimismo a la inmensa minoría. Todo conduce a lo mismo: la educación, pero estamos haciendo cultura sobre esa base en la que falta educación, porque tenemos bastante retraso.

¿Qué han aportado ustedes?

El año pasado, empezamos con nombres de prestigio -Fernando Savater, Caballero Bonald, Vila Matas...-, lo que económicamente no supuso ningún sacrificio. Ahora cualquier autor que invitamos no se lo piensa, el Gil-Albert ya tiene cierto peso, y lo que más me emociona es ir al ADDA los viernes y ver cómo se ha creado un público fijo, la gente sabe que vamos a hablar de lo humano y de lo divino.

¿Y en arte?

Vamos a ello.