Del mostrador de una de las librerías de la ciudad, hemos cogido un ejemplar de la revista 34. Revista treintaycuatro // alicante / número 2 / primavera 2012 / ejemplar gratuito, leemos en la cubierta. Se trata de una revista miscelánea, bien editada, curiosa. La tipografía esta escogida con gusto, y el diseño hace un uso generoso de los blancos, lo que invita a la lectura. Nada hay en ella de ese carácter apresurado y lleno de descuidos que suelen tener las publicaciones gratuitas. Es difícil precisar su contenido. Una revista miscelánea, sí, pero ¿de qué se ocupan realmente los editores de 34? Veamos: unos apuntes sobre artesanía, la nota de un restaurante, la presentación -breve- de un director de orquesta, el comentario sobre las andanzas de un fotógrafo, el trabajo de unos diseñadores; hay, también, una entrevista con Vicente Todolí que habla de su paso por la Tate, de sus experiencias en Nueva York, del aceite que ha comenzado a elaborar con las aceitunas de su finca...

Cuando acabamos de leer 34, advertimos que lo importante no son tanto los textos que ofrece como la mirada curiosa -y un punto inocente- con la que sus redactores abordan el trabajo. El resultado es fresco, y el lector lo agradece. Pero hay algo más que la revista muestra y que me resulta del mayor interés: el talento de los jóvenes creadores alicantinos que trabajan en el diseño, la fotografía, la arquitectura o la música. Lo que presenta 34 son las generaciones que se formaron en los comienzos de democracia, y han acabado de desarrollarse en la era de Internet. La distancia de esta gente sobre la generación que les precedió es enorme. Estamos ante personas que han viajado, que han realizado estudios casi siempre ajenos a lo que ha acabado por ser su profesión. El resultado es un mundo diverso, vivo, sugerente, que las páginas de la revista reflejan muy bien.

Hace unos días, leíamos en la prensa la noticia de que el ibense Raúl Laurí había ganado el primer premio en el Salón Satellite de Milán. Laurí estudió en la Escuela Superior de Diseño de Alcoy -como Silvia Belda, que acaba de ganar el Denim Couture Project y presentará su colección en París. El premio de Laurí ha sido muy destacado por la importancia que Milán tiene en el mundo del diseño. También, porque utiliza un curioso material para elaborar sus piezas: los posos del café. Lámparas, fruteros, tazas -los objetos que Laurí ha creado hasta el momento-, adquieren, gracias a este nuevo material, un aspecto muy particular, de gran efecto estético.

¿Aprovecha Alicante, la provincia de Alicante, el talento de estos jóvenes profesionales? Me inclino a pensar que no, aunque, como en todo, habrá sus excepciones. De lo que sí estoy seguro es de que hacemos poco para promocionarlos y lograr que la industria se interese por sus trabajos. Entre nosotros, las ideas nuevas suelen tener dificultades para abrirse paso. Los catalanes, que tienen un gran olfato comercial y una enorme estima por lo suyo, hace años que promocionan su diseño. Y lo hacen muy bien: los premios ADI FAD tienen un merecido prestigio que ha rebasado las fronteras. Los diseñadores alicantinos dieron un primer paso, el año pasado, al celebrar la DCAW Design Experience. Necesitarán más apoyos para continuar en esa línea.