Amanda Mijalopulu publica estos días su octavo libro, y por primera vez aparece en castellano, como tercer título de la colección Rayos Globulares de la editorial Rayo Verde. En Arte y Letras hemos querido acercarnos a la literatura que se hace desde la convulsa Grecia a través de esta autora que ha recibido, entre otros, el Premio de Literatura Internacional de la National Endowment for the Arts.

Parece imposible hablar de su país sin aludir al momento económico que está pasando. ¿Ha afectado de alguna manera a la literatura que se hace desde Grecia?

Tienes razón. Curiosamente yo también pensaba mucho en España la semana pasada, leyendo las noticias. Es bueno pensar en los demás y reflexionar sobre ellos, no sólo sobre los personajes de la literatura, sino también sobre las personas reales. Me preguntaba qué va a salir de este momento, no sólo económica o socialmente, sino también en la cultura. Creo que es un momento triste pero muy potente para nuestros países. Puede parecer un cliché, pero el sufrimiento y la manera de salir de él es un proceso muy creativo. De hecho esa es la definición de arte, crear con el fin de afrontar el drama de la vida. Hacer preguntas importantes en forma de argumento, preguntas que te sumergen y te hacen escuchar mejor sus resonancias.

¿Qué tipo de literatura cree que surgirá después de la actual crisis Griega?

Eso aún está por ver. Se necesitará tiempo y perspectiva para ver cómo funciona la crisis, no sólo en el sentido literal, sino también en el metafórico.

¿Puede la literatura salvarnos de todo lo que está ocurriendo en el mundo?

La literatura es el mejor refugio. La buena literatura demuestra que no estamos solos constantemente, que a veces las personas se unen para reflexionar sobre su destino. Se unen incluso para vivir ese destino, en la forma codificada de una historia que rompe el mar helado que llevamos dentro, como dijo Kafka.

Cuando leí Me gustaría, no podía sacarme de la cabeza los relatos de Nadie es más de aquí que tú, de Miranda July y algunos de Quisiera que alguien me esperara en algún lugar, de Anna Gavalda. ¿Se reconoce en esas influencias? Si no es así, ¿dónde podríamos situar este libro inclasificable?

No conozco esos libros, tendré que buscarlos y leerlos ahora. Me interesan mucho las influencias, no creo que haya ideas originales, sólo formas originales de presentarlas. Mi libro es inclasificable, también para mí, ni siquiera pertenece al corpus de mi trabajo. Para desmitificarlo, traté de escribir una novela sobre una chica que quería ser escritora pero que no se atrevería a causa de circunstancias trágicas. Pero en ese momento mi hija tenía dos años y necesitaba atención constante. Así que me decidí a dividir la novela en partes, para encontrar una manera de incorporar el libro a mi vida de dicho momento, por así decirlo.

Las tramas y personajes de Me gustaría están relacionados como en un puzle, ¿podemos hablar de una "novela de cuentos"?

Eso es exactamente lo que quiero decir. Me interesaban mis personajes y me interesaba la trama, pero no podía escribir de una manera lineal. Algunas veces las restricciones trabajan a favor del argumento de una historia, conducen a un escritor a soluciones inusuales...

Tengo la sensación de que una de las fortalezas de Me gustaría es la construcción de personajes, que a menudo están "al límite" dentro de situaciones personales, y se ven forzados a tomar decisiones éticas.

A mi modo de ver, la literatura siempre trata de decisiones éticas. Las historias son formas de hacer preguntas éticas sobre el amor, la muerte y la forma de proceder en la vida.

Siguiendo con los personajes, ¿la elección de "la familia" y las relaciones familiares como eje de muchos de los relatos es una elección consciente?

Oh, sí, y mucho. Creo que la familia es un concepto muy extraño y todavía tratamos de reconciliarnos con su extrañeza. La familia es el primer núcleo social en que vivimos y sus relaciones internas tratan mucho sobre el poder oculto. Ahí es donde aprendemos a sentirnos seguros de nosotros mismos o no, libres o atrapados, generosos o egoístas. No es necesario ser freudiano para ver que todo lo que hacemos en la vida tiene su origen en nuestra vida familiar.

Se trata de su segundo libro de relatos, frente a las seis novelas que tiene publicadas. El estilo, además, rompe un poco con su forma de contar hasta ahora: ¿Qué libertades narrativas le aporta el relato corto?

Hace dos semanas publiqué mi tercer libro de cuentos, así que me hice la misma pregunta. Me di cuenta de que los tres libros vinieron de una necesidad muy diversa de escribir de una manera mínima. La primera vez sucedió porque yo era joven y no pude dar el salto a una novela sin hundir antes los pies en los cuentos. Me gustaría es una especie de experimento en la forma. Y este nuevo libro Día luminoso está orquestado alrededor del concepto de pérdida. Surgió a partir del cambio de la realidad griega en el último par de años. Para hablar de esto necesitaba textos más pequeños, textos fracturados que se hacen eco la realidad quebrada que vivimos en Grecia. Las medidas de austeridad aplicadas también a la literatura, por decirlo suavemente ...

¿En cuál de los relatos de Me gustaría le gustaría quedarse a vivir?

En el último de ellos, probablemente, porque explica el resto. Me gusta el alivio final, cuando de repente un libro revela su esencia, expone a la intemperie la forma en que se escribió, su plan secreto, "la figura de la alfombra", como dijo Henry James... Creo que una de las motivaciones principales de la lectura es el gran momento en que todo tiene sentido. El universo, de repente, se detiene y tiene un propósito y una estructura.

He leído que es admiradora de Borges y Calvino, ¿la estructura de Me gustaría tiene algo de Si una noche de invierno un viajero?

¡Me encanta ese libro! Creo que me ha formado como escritora y como lectora. Tenía 19 años cuando lo leí, y siempre recordaré el éxtasis de libertad que sentí. Y también la sensación de que los libros pueden ser lúdicos y divertidos y extraños. Se me ocurrió, probablemente por primera vez, que las novelas son armas místicas para combatir la depresión y una forma de reírse solo en una habitación sin estar loco.