En tu labor artística ¿dónde te sitúas en tu obra?

Uno se hace muchas preguntas, con el paso del tiempo tanto el número de estas como la imposibilidad de darles respuesta se incrementa. Caigo en la cuenta de que una de las más repetidas es acerca de mi dedicación al arte. Principalmente me dedico al arte para conocerme, para poder tener los ojos bien abiertos y la posibilidad de reflexionar sobre todo aquello que soy y que me define como persona. Nunca como hoy ha sido tan difícil ponerle nombre al individuo, no es tarea fácil decidir dónde empieza el individuo y dónde el estereotipo. Nuestra identidad como individuo viene configurada por una infinidad de elementos: nuestro contexto, el influjo de los metalenguajes que la propia sociedad construye, el lastre cultural, estereotipos y clichés. Definirnos entraña una gran dificultad debido a los innumerables revestimientos y capas que vamos generando a causa de todo ello.

El modelo urbano español, y sobre todo el alicantino, ha surgido sin planificación ni tradición, ha creado espacios no naturales, "no lugares", y se ha refugiado en lugares poco estructurados, ¿son los espacios de los que hablas en tu obra?

Tengo la sensación de que cuando nos distraemos de nuestras tareas, dejamos de prestar atención y cometemos errores, es cuando más somos nosotros mismos y mostramos nuestro lado más humano. Todo ese maquillaje que el día a día nos impone queda suspendido en el tiempo gracias a las imperfecciones. Mi proyecto Afterwards, precisamente, habla de este efecto como estrategia de distracción. De cómo en los no paisajes, en los espacios de después, lugares periféricos o abandonados, en aquellos emplazamientos donde la fachada de la urbe se ha desdibujado, es donde nuestra identidad queda más a flor de piel, donde por un momento nos descuidamos y nos mostramos tal y como somos a través del contexto, con nuestras debilidades e imposibilidades, problemas e incapacidades; imperfectos y livianos. Hace tiempo que trabajo sobre el paisaje. Empleo el paisaje como símbolo, como excusa o estrategia para hablar del individuo, de la relación con el espacio físico, de nuestras relaciones sociales, de nuestra humanidad y urbanidad. Mediante estos paisajes se establece un juego en el que predomina la elipsis, en el que se busca en cierto modo el despiste que nos permita retratar un perfil. Todo ello me afecta en primera persona de uno u otro modo como ciudadano, claro está. Voluntaria o involuntariamente, acaba reflejándose en mi trabajo a través de los emplazamientos que escojo o de aquellos que instintivamente me atraen más que otros.

La creación artística cada vez más es un proceso en el que intervienen con absoluta normalidad materiales procedentes de diferentes ramas del conocimiento: urbanismo, arquitectura o semiótica; y también de diferentes espacios creativos: literatura, cine o música. ¿De dónde tomas los datos sobre los que construyes tu obra?

Imagino que en cierto modo de donde todos, de nuestra cotidianeidad. Algunas cuestiones me resultan muy curiosas, por ejemplo cómo involucionan en la actualidad los modelos urbanos de algunas emblemáticas ciudades americanas como Detroit o Philadelphia, y las estrategias urbanísticas que se están poniendo en marcha al respecto, de como se desarrollan nuevas y poéticas formas de expresión en algunos cineastas provenientes de la Unión Soviética y algunos países de la Europa del Este, de cómo los grandes desastres medioambientales ponen un punto y aparte en ciertas sociedades, cómo la imposibilidad de generar productos que den lugar a nuevas experiencias da lugar a nuevas formas de experimentación sensorial. Creo que en este sentido, la nueva ola de sociólogos y analistas, sustentados en los grandes pensadores ha sido fundamental para desarrollar mi discurso. El cine, esencial; autores como Béla Tarr, T. Angelopoulos, A. Tarkovski, A. Sokurov, L. Von Trier o el recientemente encumbrado Michael Hanecke han marcado un antes y un después en mi modo de concebir la comunicación, las relaciones y la expresión.

Vives en Alicante, pero te has formado fuera. Creas en Alicante, pero utilizas un método poco habitual aquí. ¿Por qué crees que siendo Alicante la cuarta provincia española por número de habitantes o de PIB, parece que nuestro sector artístico haya permanecido fuera del mundo en los últimos treinta años?

En Alicante se ha creado una especie de burbuja, de efecto invernadero. Hoy estamos experimentando las consecuencias de la mala estructuración que la generación anterior nos ha legado. El mismo desconcierto urbanístico sobre el que se desarrolla la ciudad, se experimenta también en el tejido cultural. Pese a haber experimentado algunos ejemplos de buena gestión cultural, estos han durado relativamente poco, nos hemos deshecho enseguida de ellos sin tomarlos como modelo. Hemos obligado a aquellos pocos que sí podían construir algo a irse o a desistir. Realmente no tengo las claves de porqué ha sido así, pero me resulta curioso ver cómo ha acabado imponiéndose la incoherencia y la falta de criterio a la profesionalización y los procedimientos constructivos. Determinados artistas, políticos y gestores, están haciendo mucho daño a la proyección que la cultura y el arte de la provincia puedan tener. Viven asentados en lo que podríamos definir como "pensamiento Alicia"; unos atribuyendo al arte poderes de cambio social casi divinos y abogando por procedimientos un tanto hippies, otros frivolizando sobre el potencial real del arte y la cultura en aras de lo ocioso y lo lúdico. Bajo un enfoque contemporáneo ambos modelos están totalmente obsoletos, no se ajustan a las políticas culturales de desarrollo y sostenibilidad que se manejan en la actualidad. Desde luego, parece que en este sentido todabía damos tumbos, aturdidos, como hace 30 años cuando reivindicar cuestiones tan básicas como la respetabilidad artística ruborizaba. A menudo no caemos en la cuenta de que el que no se evolucione en este ámbito es muy peligroso para sociedad; la cultura es un eslabón muy importante en el desarrollo social porque vertebra muchos aspectos que permiten que una colectividad amplíe sus horizontes y se desarrolle en todos los ámbitos. Estamos permitiendo que principalmente las instituciones anulen cualquier posibilidad de cambio estructural en este sentido. Si todas las extremidades que sustentan la columna vertebral de la sociedad no se desarrollan a la par, esta acaba por cojear y las demás extremidades, a la larga, por resentirse.