Pantalla frente a pantalla, un bot masculino y otro femenino conversan:

- Soy un robot-

- Sí, lo sé-

- Juntos somos robots-

- Yo no soy un robot, soy un unicornio-

Y aquí uno se descoloca. ¿Uno de los personajes virtuales ha mencionado que cree ser un animal mitológico? Lo siguiente no defrauda. Se cuestionan un rato su existencia, la del Todopoderoso y al final (¡Ay!) se les ve el plumero:

- ¿Quieres tener un cuerpo?

- Claro-

-Au Revoir-

Cuando termina el vídeo uno ya no se sabe si ha presenciado el súmmum de los avances en inteligencia artificial o la prueba de que, a pesar de los esfuerzos, todavía estamos a años luz de despertar una conciencia digital. Sea como sea, sus creadores, los de Cornell Creative Labs, han decidido presentar este peculiar tête-à-tête al Loebner Prize Competition in Artificial Intelligence para conseguir los 100 mil dólares de premio otorgados a la conversación más "humana" entre programas (el video de demostración se puede consultar en YouTube bajo el título Conversación entre Chatbots). Pero para mi que, premios aparte, estos bots inteligentes no superan la prueba de Turing. Que, como estableció el maestro en programación, todavía no son los suficientemente creíbles como para pasar por humanos.

Puesto que como parece, aún nos falta algo de maña en el diseño de entes virtuales, sería conveniente darle la vuelta a la tortilla: a día de hoy, no se trata tanto de que los programas informáticos puedan generar cosas entre ellos, sino de que lo que puedan generar nos sirva a nosotros. Y en este aspecto, la Red tiene unos cuantos bots que ofrecer. Por ejemplo, que una mañana andamos flojos de espíritu, nos conectamos al servicio de mensajes Twitter y consultamos los que nos deja @markov_bible. Un bot que utiliza las cadenas de textos aleatorios diseñadas por el matemático Markov, para "iluminar" al cibernauta. Cada día, y en apenas 140 caracteres, cuelga 3 o 4 mini-salmos re-mezclados cual DJ con frases apropiadas directamente de la Biblia. Que lo que en realidad ocurre es que nos hemos levantado con el pie izquierdo y no estamos para atender ni a éste, ni a otros mensajes de Twitter o Facebook, pues recurrimos a rep.licants.org (http://awd.site.nfoservers.com/replicants/). Desde esta página nos prepararan un bot especializado en mantener nuestra actividad "ciber-social" en óptimas condiciones mientras escurrimos el bulto. Publicará mensajes imitando nuestros patrones lingüísticos e intereses, y subirá contenido de otras páginas, como YouTube y Vimeo, siguiendo un análisis de palabras claves y un algoritmo de nuestra personalidad que no levante sospechas. Que no nos apetece redactar nuestro curriculum artístico, el bot Arty Bollocks Generator (www.artybollocks.com) nos quita el muerto. Con pulsar el botón de la pantalla, se deshará en una verborrea inflada de literaturas y e influencias apócrifas que le darán un toque intelectual a nuestra obra. Que simplemente nos apetece tantear como se las gasta una de estas inteligencias artificiales, acudimos a cleverbot (http://cleverbot.com) y éste se acoplará estoicamente a cualquier conversación que le planteemos. Eso sí, en un tono tan surrealista como el de los bot's de Cornell Creative.

La lista sigue, pero tendremos que esperar para programas verdaderamente revolucionarios. Para avances, mejor mirar en otra dirección: David Benqué ha presentado en la muestra Glitch Fiction un programa para iPad's y Tablet PC's, que sin ser propiamente un bot, se sirve de su estilo de programación auto-generativo para dar pie, en este caso, a situaciones y tramas de cuentos que el usuario debe completar. En el video demostrativo, un padre y su hija juegan a inventar un cuento sobre la marcha con los elementos que el programa va generando en la pantalla. Se trata de asociar los paisajes, casas, pozos, gatos, escobas, etc. Para aprender a improvisar creativamente y dar rienda suelta a la imaginación. Aquí todas las "inteligencias" juegan. Informática entrañable.