La Policía Local de San Vicente lleva más de un mes sin contar por las mañanas con la habitual patrulla motorizada por una reciente reestructuración de plantilla que han llevado a cabo los responsables del cuerpo y que ha generado un profundo malestar entre sus miembros.

Según fuentes de la Policía Local del municipio, desde el pasado 5 enero, las cuatro motos con las que se realizaban las funciones de ordenación del tráfico, control de vías, vigilancia de la zona centro y colegios, permanecen en el dique seco. La consecuencia inmediata de esta merma del servicio es una menor operatividad del trabajo de la Policía Local. "La moto es ágil y operativa, es fundamental para la labor que realiza el cuerpo, ya que se llega antes a cualquier sitio", aseguran estas mismas fuentes.

De este modo, las cuatro motocicletas compradas hace menos de un año por unos 40.000 euros están sin utilizar. La razón de este obligado barbecho del servicio obedece al malestar que han provocado las últimas decisiones del intendente principal del cuerpo, Juan Mariano Jiménez Moreno. Y es que según fuentes consultadas por este diario, en los últimos meses se han producido una serie de modificaciones de las condiciones de trabajo de los agentes relativas a los turnos de descanso, horarios y festivos. Por ello, dos de los tres agentes motoristas de la unidad han renunciado a su puesto. Asimismo, otros cuatro policías, dos que prestan labores en administración y otros dos que trabajan en el servicio de central-radio, también han presentado su renuncia y han pedido ser reubicados. Por el momento, la Jefatura de Policía no ha expedientado a ninguno de estos agentes.

Por su parte, la sección sindical de CC OO en el Ayuntamiento de San Vicente ya ha solicitado la convocatoria urgente de una reunión entre la Concejalía de Tráfico, la Jefatura de la Policía y los representantes sindicales para resolver una situación que afecta al propio servicio del cuerpo.

En esta misma línea, el Sindicato Profesional de Policías Locales de la Comunidad Valenciana, admite en un documento al que ha tenido acceso este diario el "profundo malestar que existe en el seno de la plantilla por la denegación sistemática de las peticiones para disfrutar de los días de asuntos propios, descansos acumulados, asistencias a cursos de formación o vacaciones". En este documento, el sindicato advierte de que "dichas denegaciones incumplen claramente lo establecido en el acuerdo convenio vigente".