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Un cesto lleno de 50 libros y un canasto con 100 kilos de cerezas del sur de Ávila es la recompensa que recibirá el colegio público Manuel Antón, de la localidad alicantina de Mutxamel, ganador del VI Premio Literario "Pep Sempere" por su iniciativa cultural "Dilluns poétics".

Así lo ha anunciado hoy Federico Martín, máximo responsable de la Asociación Cultural Pizpirigaña, de Arenas de San Pedro (Ávila), que convoca anualmente este galardón para recordar al que fuera coordinador del Colectivo de Literatura Infantil y Juvenil de Elche.

En esta cuarta edición del certamen ha resultado distinguida la iniciativa "Dilluns poètics", cuyo objetivo consiste en difundir la poesía entre los escolares mediante la distribución de un poema a primera hora de la mañana del primer lunes del mes, según Martín.

De esta manera, el centro trata de "impulsar la sensibilidad por la poesía" y poner de relieve que "los alimentos también lo son del alma", teniendo en cuenta que los poemas "también pueden encontrarse en las panaderías y tiendas de la localidad" en las que los vecinos realizan sus compras.

Cada mes se elige un poema que va acompañado por una ilustración, con el objetivo de "leerlo, contarlo y memorizarlo", ha explicado Federico Martín, quien considera que de esta manera se logra que la poesía "salga a la calle".

Esta iniciativa, que ha sido tomada como ejemplo en otras localidades de Alicante, Madrid y Ávila, como Lanzahíta, se impuso entre las seis que se presentaron a este certamen.

El premio será entregado durante la celebración del VI Encuentro de Animadores a la Lectura, que tendrá lugar del 3 al 6 de junio, con más de 300 participantes de toda España.

En la primera edición se reconoció la labor de la revista 'Peonza', de Cantabria, por haber logrado convertirse en sus dos décadas de vida en una referencia para los amantes de la literatura infantil y juvenil en España.

Hace dos años recayó en los trabajadores del Bibliobús Escolar de Zamora, que desde hace más de 20 años sacan adelante este servicio público y el año pasado fue a parar a la Escuela Gençana, del municipio valenciano de Godella, por hacer de la literatura el eje fundamental de una forma de enseñanza que no utiliza los libros de texto y que no realiza exámenes, sino la evaluación continua.