La falta de asistencia sanitaria es lo que más preocupa a los habitantes de Tabarca y también a los obreros que temen sufrir un accidente laboral y no poder recibir primeros auxilios. Esta situación se da desde el pasado 14 de enero, cuando el enfermero que ocupa la plaza decidió no vivir en la isla y, haciendo valer sus derechos, acudir a ella de lunes a viernes, de once de la mañana a dos de la tarde (adaptándose a los horarios de la "tabarquera");. Esta situación ha llevado a los vecinos a recoger firmas para presentarlas ante el Ayuntamiento de Alicante y denunciar la situación. De momento, el departamento de salud de Elche -del que depende sanitariamente- ya se ha comprometido a solucionar el problema.

Otra de las reivindicaciones constantes de los vecinos es una mayor limpieza. Una de las residentes, Charo Rodríguez, considera que la isla "está abandonada" y critica la basura que se acumula tanto en las orillas, como en las calles y alrededores del pueblo. Los vecinos explican que acude un operario a diario entre semana para recoger la basura, pero consideran que es insuficiente para mantenerla acondicionada.

Las pocas zonas ajardinadas no están cuidadas, las calles son de tierra y ni siquiera se encuentran allanadas. Los vecinos temen el asfalto, pero abogan por que se empedren o se aplanen para evitar tropiezos. Una de las zonas más emblemáticas es la muralla que cerca la isla, por lo que los residentes se muestran indignados al comprobar que las bóvedas que hay en ella se encuentran repletas de escombros y se utilizan como almacén.

Otro residente, Ramón Z., señala la escasez de transportes marítimos públicos y Charo Rodríguez insiste en que "las tabarqueras" deberían garantizar, al menos, un viaje de ida y vuelta al día a Santa Pola para que podamos ir ante una necesidad". De lo contrario "sólo podemos salir de aquí los fines de semana cuando se amplían el número y el horario de trayectos". En verano, se multiplican los viajes.