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na obra tan esperada y reivindicada en Alicante como es el auditorio de música parece haber dejado fríos a los comerciantes, inversores y ciudadanos en general casi un año después de que las máquinas empezaran a trabajar. A pesar de que se trata de un proyecto de gran envergadura, valorado en unos treinta millones de euros, los vendedores del entorno no parecen ilusionados pues no se abren nuevos locales ni se modernizan los existentes. Y tampoco el mercado de la vivienda presenta más actividad que en otros barrios.

No hay más que darse una vuelta por las avenida de Jijona y de Alcoy, por las calles de Altozano que desembocan en el paseo de Campoamor o por céntricos viales como San Vicente o Calderón para comprobar la nula repercusión que tiene, de momento, la construcción del auditorio.

"Ojalá esto se anime, pero hasta ahora no se ha notado nada y el comercio que hay es el de toda la vida. Quizá cuando las obras estén más adelantadas empiece esto a cambiar", afirma María José Rico, de la tienda Tres y Mueble.

Otros comerciantes del entorno confirman que el negocio está estancado y que, desde que comenzó la obra, incluso se ha registrado algún que otro cierre, sobre todo inmobiliarias. En el entorno más inmediato sólo se anuncia la apertura de una ortopedia.

Diego Merlos Pérez, de la heladería Campoamor, señala que la obra del auditorio no ha tenido ningún efecto alrededor de su negocio. "Lo único que tenemos es una pandilla de gente ya mayorcita que viene todas las noches a hacer el botellón, jugar a la pelota en la calle, hacer pintadas y molestar, así que la gente del barrio más bien se está yendo", explica el hostelero.

"No se lo creen"

Rosa Echegaray, de la inmobiliaria Novak, relata que "la gente no se lo cree mucho y el momento es malo en general, así que aquí viene mucha más gente a vender pisos que a comprar". Echegaray opina que tarde o temprano el auditorio activará la economía de la zona pero asegura que, de momento, los precios de las viviendas no han subido. "Ahora el público que viene al mercadillo es completamente diferente del que pueda atraer el auditorio, pero creo que se notará mucho más el cambio cuando esto esté un poco más consolidado porque muchas personas -yo misma incluso- no saben exactamente qué se va a poner aquí".

Más pesimista se muestra Juan Albert, dueño de un quiosco de prensa de la avenida de Alcoy, quien opina que "esto lo van a matar cuando quiten el mercadillo porque aquí sólo hay vida los jueves y sábados". Del estancamiento del mercado inmobiliario cuenta la experiencia de tener un piso a la venta hace un año y medio sin encontrar compradores.

Quienes más han invertido en el entorno del paseo de Campoamor en los últimos años son los extranjeros, sobre todo en la avenida de Jijona o en Carolinas Bajas donde existe un nutrido grupo de establecimientos regentados por africanos. Entre Campoamor y el Mercado Central también funcionan algunos negocios de ciudadanos chinos.

Laity Fal es uno de estos inmigrantes que apostaron en su día por la avenida de Jijona abriendo dos tiendas. De momento no se plantea su venta, pero confía en que los locales se revaloricen. Y lo mismo piensa Francisca Martínez, nacida, residente y comerciante del barrio. Esta mujer culpa de la degradación de la zona al nefasto diseño urbanístico de la citada avenida. "Desde que quitaron los árboles y estrecharon las aceras ha ido a peor y nadie ha hecho nada por mejorarlo. Ahora sólo espero que no vallen la zona verde prevista para que haya más afluencia de gente", advierte.

"Nadie ha venido para explicarnos

el proyecto"

El presidente de la Asociación de Comerciantes Corazón de Alicante atribuye la nula repercusión de la obra del auditorio en el comercio a la falta de información y también "a que la gente tiene los bolsillos cerrados y las expectativas no son buenas porque en los años electorales siempre hay un parón genérico por el miedo o la incertidumbre".

"Aquí no se nota nada en absoluto la obra del auditorio. Al contrario, en calles como San Vicente o Calderón se ha sentido la paralización del mercadillo ya que desde que comenzaron las obras hay menos posibilidades de aparcamiento y de instalación de los puestos", apunta el portavoz de los vendedores.

José María Albert se queja de que "aquí nadie ha venido a decirnos nada absolutamente de ese proyecto. Ni la Diputación ni el Ayuntamiento han sido capaces de convocar a las asociaciones de la zona, como se ha hecho con la obra del TRAM, para explicarnos qué se va a hacer. Tan sólo hemos visto que se está levantando ese edificio, que es el gran desconocido de los alicantinos. Lo único que sabemos es lo que ha salido en los medios de comunicación".