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os equipos de la Guardia Civil expertos en la lucha contra el terrorismo islamista están tratando de localizar el material explosivo del que presuntamente disponía la célula desarticulada el sábado de la semana pasada en Barcelona. En aquella operación, que acabó con diez personas encarceladas, los agentes únicamente pudieron incautarse de una pequeña cantidad de material, treinta gramos de triperóxido de triacetona (TAPT);, a todas luces insuficiente para llevar a cabo atentados a gran escala, como en el metro y en otros espacios concurridos de la capital catalana.

Por ese motivo, fuentes de la investigación han indicado que existen sospechas fundadas de que el explosivo, hasta cien kilos de TAPT, podría estar custodiado por otros miembros de la célula en algún lugar de la costa sur catalana o en la de la Comunidad. Ayer, el Ministerio del Interior eludió cualquier tipo de información sobre este y otros aspectos de la operación, dado que se trata de una investigación absolutamente abierta. Pese a eso, algunas fuentes aseguran que desde el pasado viernes hay desplegado un amplio dispositivo policial para tratar de localizar el escondite donde se guardan los explosivos.

La sospecha de posibles pisos en la costa sur de Cataluña o en la de la Comunidad Valenciana nace de los datos recogidos en las declaraciones de los diez detenidos y enviados a prisión por el juez de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno. Esas declaraciones, junto a los registros realizados en los cinco pisos de los arrestados, en el distrito del Raval de Barcelona, dieron un nuevo impulso a la investigación, que todas las fuentes consultadas sitúan como "muy activa". De hecho, no se descarta que pueda haber nuevas detenciones, bien en España o bien en países europeos, especialmente en Francia.