Todos los indicios apuntan a que el asalto al chalet que el conseller Rafael Blasco posee en la Barraca de Aigües Vives (Alzira);, no fue perpetrado de manera casual, sino que los dos encapuchados que amordazaron y recluyeron al casero el pasado jueves por la noche sabían quién era el propietario del inmueble del que sustrajeron un ordenador portátil y otros objetos de menor importancia. No obstante, la policía mantiene que es un robo "normal", similar al de otras casas rurales.

De hecho, la policía de Alzira no tiene constancia de ningún otro robo cometido la noche del pasado jueves en la partida del Carrascal, donde está ubicada la casa de campo del titular de Inmigración y su esposa, Consuelo Císcar. Fuentes policiales calificaron esta área rural de "tranquila". "No es de las más castigadas por los robos", matizaron las mismas fuentes. Por este motivo, y unido al hecho de que los encapuchados asaltaran el chalé -que tiene contratados los servicios de una empresa de seguridad, está rodeado por muros y custodiado por un casero- provistos de una pistola hace pensar que los ladrones no accedieron a la propiedad de Rafael Blasco de manera casual. Además, se da la circunstancia de que la zona donde el conseller tiene su chalé no es de las más pobladas del valle de Aigües Vives y está alejada del casco urbano de esta entidad local menor.

La Policía Nacional, que todavía no ha detenido a nadie, continuaba ayer investigando el caso para dar con los asaltantes, que, según la versión del casero, hablaban en castellano y con acento extranjero.

Fuentes de la investigación ven "muy extraño" que los ladrones hayan estado en la vivienda y apenas sustrajeran objetos de valor.