L a mínima aportación que la Generalitat remitirá a la Diputación en 2008 no es suficiente para colaborar en la financiación de los proyectos con los que Joaquín Ripoll quiere adornar su segundo mandato en la institución. Desde que Camps llegó al Consell, en el año 2003, la corporación provincial mantiene una serie de reivindicaciones que, como ha quedado explicitado en las cuentas de 2008, no han sido atendidas, al menos como la institución que preside Ripoll desea, por los presupuestos de la Generalitat. La financiación de las obras del auditorio provincial o la llegada de fondos para el funcionamiento del Marq, dos proyectos estratégicos de los equipos del PP en la institución alicantina, están todavía pendientes de concretar. Nadie dijo ayer esta boca es mía desde el equipo de gobierno provincial tras desvelar este periódico que la institución alicantina sólo percibirá el 4,8% de los fondos - alrededor de 1,4 millones y menos de un euro por habitante - que las cuentas autonómicas prevén para las tres diputaciones de la Comunidad. Sí preocupa y mucho en los despachos del Palacio Provincial la financiación, por ejemplo, del auditorio que Ripoll ha previsto, recuperando el viejo proyecto socialista, en Campoamor. La pretensión de la Generalitat, ante los problemas que acucian a las arcas del Consell, es abonar la mitad del montante global de las obras - ya adjudicadas por 28 millones aunque puede que el gasto supere los treinta - a través de una empresa pública. La mercantil elegida para desviar la deuda es Proyectos Temáticos. Eso sí, la partida no aparece como tal en las cuentas. Esa no es la solución que quiere la Diputación porque eso, de acuerdo a la complicada legalidad en la que se mueven las sociedades del Consell, daría a la Generalitat el control sobre las obras, algo que rechaza de plano el equipo de Joaquín Ripoll. La Diputación reclama al Consell una aportación dineraria directa que, en ningún caso, figura en los presupuestos de la Generalitat para el año 2008. Eso supondría una subvención directa y dejaría el timón del proyecto en la Avenida de la Estación. De momento, la Generalitat no quiere entrar en esa vía aunque la foto de Camps iniciando un proyecto emblemático para Alicante en plena campaña para las generales podría acabar suavizando la posición de la administración autonómica. También lleva varios años reclamando la Diputación cerca de un millón de euros para gastos de funcionamiento del Marq, una promesa de inicio del mandato anterior del entonces conseller González Pons. Tampoco figura en las cuentas autonómicas para 2008.

El recorte en las aportaciones de la Generalitat a la Diputación cabe enmarcarlo, en cierta medida, en los intentos de Camps de potenciar la cooperación municipal desde la administración autonómica, algo hasta aquí reservado a la corporación provincial. De hecho, ojeando los presupuestos autonómicos, el Consell, en esta ocasión, acometerá obras directamente en localidades, una competencia que de momento el Ejecutivo autonómico asumía con cuentagotas.