S eis de los 18 islamistas condenados por la Audiencia Nacional por los atentados del 11-M (los otros tres sentenciados son colaboradores españoles); fueron trasladados al mediodía de ayer a Villena bajo estrictas medidas de seguridad para cumplir sus condenas en el centro penitenciario Alicante II. Llegaron en la misma conducción custodiados por un amplio dispositivo de la Guardia Civil procedentes de las distintas prisiones de Madrid donde han permanecido en los meses que ha durado el juicio. Tan pronto como todos ellos fueron presentados en el departamento de Ingresos de Alicante II informaron al funcionario responsable de este servicio sobre su decisión de iniciar una huelga de hambre por tiempo ilimitado. De este modo, comentaron, quieren mostrar su absoluta disconformidad con el criterio del alto tribunal y protestar por un fallo que consideran injusto.

Cuatro de ellos ya habían comunicado esta postura a los responsables de Instituciones Penitenciarias el pasado miércoles, después de escuchar la lectura del resumen de la sentencia por parte del juez del tribunal del 11-M, Javier Gómez Bermúdez. Los otros dos lo hicieron ayer, pasadas las 13.15 horas, nada más pisar la prisión de Villena.

Entre los presos llegados a este centro de cumplimiento se encuentran Jamal Zougam y Otman El Gnaoui, ambos condenados a penas superiores a los 40.000 años de prisión al ser considerados por la Audiencia Nacional como autores materiales de la masacre. Tanto Zougam como El Gnaoui son, junto a los siete miembros de la célula yihadista que se suicidaron en Leganés, los únicos terroristas que han sido identificados como los que colocaron las trece mochilas cargadas de explosivos que explotaron de forma simultánea en varios trenes de Madrid, causando la muerte a 191 personas y dejando heridas de distinta consideración a 1.841.

Mouhanad Almallah Dabbas, Saed El Harrak, Youssef Belhadj y Hassan El Haski completan el grupo de sentenciados por el 11-M que ayer ingresaron la cárcel de Villena. Al último de esta lista, al que le han caído quince años, se le considera dirigente del Grupo Islámico Combatiente Marroquí aunque el tribunal ha descartado finalmente que se tratara de uno de los inductores.

Tanto Hassan El Haski como Jamal Zougam, Otman El Gnaoui y Mouhanad Almallah Dabbas ya conocían las rejas de Alicante II. Allí permanecieron como presos preventivos en el módulo de Aislamiento varios meses tras ser detenidos por la Policía tras el 11-M.

La voluntad de todos ellos de no ingerir ningún tipo de alimento está siendo inicialmente respetada. No obstante, los funcionarios que se encargan de la vigilancia del departamento de Aislamiento seguirán ofreciéndoles todas las comidas del día como se hace con el resto de reclusos.

Los seis condenados se encuentran confinados en la misma galería, sometidos a una estrecha vigilancia, con las comunicaciones controladas y un horario de patio reducido, evitando, además, que puedan coincidir en las salidas. Hasta la noche de ayer habían mantenido la huelga de hambre renunciando a tomar cualquier tipo de alimento sólido.

En Alicante II la población reclusa de origen magrebí se sitúa por debajo del 15 por ciento de los cerca de 1.300 reclusos con los que cuenta actualmente. Sin embargo, el número de internos relacionados con el terrorismo islamista supera la decena. Entre ellos ha destacado la presencia de Akoudad Abdeladid, detenido por supuesta pertenencia a Al Qaeda; el integrista islámico Bellid Noureddine, acusado por el juez Garzón de formar parte de una célula salafista extrema creada en Madrid; y Chaib Mohamed Najib, en cuyo domicilio la Policía halló una hoja con instrucciones para fabricar explosivos TATP, que son los que habitualmente utilizan los terroristas en Palestina y también se usaron en los atentados de Casablanca el 16 de mayo de 2003.