La sustitución de miles de toneladas de residuos y de la emisión de dióxido de carbono no tiene por qué esperar demasiado tiempo. Los investigadores del Campus en el área de polímeros biodegradables tienen una trayectoria de diez años y calculan que en otra década puede ser una realidad que se generalicen las bolsas de almidón para la compra en los supermercados y el cambio del tetrabric o de los envases de yogur. «Los informes de la Comisión Europea sobre la evaluación de estos nuevos materiales sobre los que investigamos apuntan a que del 2015 al 2020 sean un hecho. Nosotros podremos ver estos cambios en diez años si no encontramos demasiados pasos en falsos, que a veces también sucede en las investigaciones», destaca Alfonso Jiménez.

Hay grupos como Alcampo que ya han empezado a introducir las bolsas biodegradables para cargar la compra «y no hay ninguna diferencia con las de toda la vida, aunque las empresas se ocupan de hacerlo notar con mensajes sobre la bolsa para diferenciarse». La presencia como oyentes en el Congreso organizado por la Universidad de numerosos empresarios de todas las comunidades demuestra el interés práctico de esta investigación.