La danza social pisa fuerte en el conservatorio de Alicante

Abrir la danza y no dejarla únicamente en el plano de la élite profesional es uno de los claros objetivos del Conservatorio Superior de Alicante dentro de su oferta formativa. El flamenco para personas invidentes es solo uno de los ejemplos de lo que significa la danza social y de la proyección que tiene, una disciplina que está despertando cada vez más interés, pero que sigue teniendo el reto de estar integrada en el sistema educativo, según el director del centro, Manuel Manzanaro. 

«Se ha constatado que la danza es muy positiva a nivel psíquico y social para todos y especialmente para colectivos con discapacidades, la tercera edad y los niños», destaca el responsable de las instalaciones donde 120 alumnos procedentes de toda la provincia de Alicante, de Murcia y de Albacete se forman para tener unos estudios equivalentes a los que se obtienen en la Universidad.

Más allá de la danza clásica, la española y la contemporánea que ha imperado en el aprendizaje de esta rama del arte, el baile social, dirigido a cualquier edad con una orientación es comunitaria, inclusiva, educativa y para la salud se está popularizando entre los futuros profesionales desde que en 2010 se comenzó a impartir en el conservatorio alicantino.

Lección magistral de flamenco inclusivo

Hace unos días con motivo de la celebración de la décima semana de la danza, el bailaor José Galán y Lola García-Baquero, una mujer a la que el flamenco la llenó de fuerzas tras perder la vista, dieron una clase magistral a los alumnos. 

Ambos tienen un espectáculo inclusivo de este estilo de baile, Invictus, que atesora diversos reconocimientos por la integración de personas invidentes. El proyecto de Galán, que ha volcado su carrera artística en potenciar la vena flamenca de las personas con diversidad funcional, sirvió de inspiración a los estudiantes de una disciplina de baile que tiene un mensaje claro y es ayudar a la transformación y el bienestar social.

Junto a estos dos profesionales, el centro alicantino invitó al artista Sebastian Rowinski, quien ofreció una lección sobre el tango como danza social y a Vira y Luis, quienes también impartieron una clase magistral sobre Lindy-hop, un estilo de baile swing popularizado en Nueva York por bailarines afro-americanos, cada vez más conocido en la provincia.

Además de centrarse en el colectivo de personas ciegas, el conservatorio tiene clases a lo largo de todo el año con asociaciones de discapacitados y personas con movilidad reducida, además de realizar exhibiciones en los colegios, un espacio donde este tipo de danza sigue buscando su hueco, según Manuel Manzanaro.

 «Nuestra aspiración es que la danza esté en la sociedad y que algún día pueda estar en los colegios, porque en la provincia todavía nos encontramos con una falta de visibilidad, mientras sí que existe mucha tradición con las bandas de música», admite el director del Conservatorio. 

Alta empleabilidad

Frente a esa falta de integración de la danza en los centros educativos, como sí que ocurre con la asignatura de música, desde este centro integrado en el Instituto Superior de Enseñanzas Artísticas de la Comunidad Valenciana (Iseacv) cifran en un 80% la empleabilidad de los alumnos que obtienen el título de danza.

De cara al próximo curso académico 2024-2025, el conservatorio ha abierto el plazo para acceder a las enseñanzas oficiales conducentes al Título de Grado en Enseñanzas Artísticas Superiores de Pedagogía de la Danza.