El comercio tradicional desaparece del entorno del Teatro Principal de Alicante

Establecimientos reconocidos de la calle colocan el cartel de "se vende" o "se traspasa" y los que quedan lamentan cómo ha cambiado la zona en los últimos años

Los desperfectos que rodean al edificio sumado a la diferencia con las obras de peatonalización que se han acometido en las vías paralelas llaman la atención a los dueños de establecimientos que pese a padecer las actuaciones no acaban de disfrutar del resultado

Un negocio con cartel de "se traspasa" en entorno Teatro Principal de Alicante.

Un negocio con cartel de "se traspasa" en entorno Teatro Principal de Alicante. / JOSE NAVARRO

Lydia Ferrándiz

Lydia Ferrándiz

En las céntricas calles Castaños y avenida de la Constitución, en el entorno del Teatro Principal de Alicante, que una vez fueron el hogar de establecimientos tradicionales como venta de juguetes artesanos o trajes regionales, se están produciendo cambios significativos en el panorama comercial. Los carteles de "se vende" y "se traspasa" se convierten en una constante, mientras que la presencia de establecimientos de restauración y entretenimiento se hace más evidente en la zona.

Ante esta transformación, algunos comerciantes han expresado preocupación y nostalgia por los cambios que han visto surgir en los últimos años. Antonio Cárceles, propietario de uno de los locales que han cerrado, asegura que "aguantó todo lo que pudo". "Cerré cuando me llegó la jubilación, pero no fue sencillo, y a veces sigo viviendo al local, sí que es verdad que la calle ha cambiado mucho. Al tener en la puerta el cartel de "se vende" es verdad que me ha llamado muchísima gente interesada en adquirirlo para poner restaurantes y pubs de noche, me han llovido los novios, pero todavía me resisto a soltar el local que algún día fue mi vida", destaca Cárceles.

Marian García, dueña de una zapatería en la zona, lamenta la pérdida del pequeño comercio. "Esto ha cambiado muchísimo, el pequeño comercio nos vamos al garete si todo sigue así. Claro, es que aquí ya están cerrando muchos comercios, aquí ya todo es ocio nocturno y cada vez cuesta más ver comercios abiertos, los pequeños tendemos a desaparecer ahora a la gente joven solo les interesa salir a comer y a tomar algo y de viajar, no les interesa comprar tanto", apunta García.

"La de la tienda de juguetes, ella lo traspasa porque está harta y la entiendo perfectamente, una tienda tan bonita y todo ese esfuerzo y no se aprecia, le queda poco para jubilarse y está quemada. Llega un momento que te quemas, todo está cambiando muy rápido, y los que están alquilados tampoco pueden hacer frente a los precios de esta calle", comenta Marian García.

"Nos están ahogando". Así se siente Toni Fulleda, dueña de un establecimiento, sobre la falta de apoyo que recibe el comercio en esta zona de la ciudad. "En esta calle solo encuentras locales de ocio y restauración y eso ha hundido todo el comercio. Si esto hubiera seguido como estaba antes que había tiendas, pues sería diferente. Ves a muy poca gente entrar a comprar a estos comercios, la mayoría son gente de más de 45 años, como pasa en el Mercado Central, aquí gente joven entrando a un comercio no ves ni uno, están todos en los locales de ocio", explica Fulleda.

Toñi Sanz, trabajadora en una joyería de la calle Castaños, ha visto durante más de 30 años como ha ido evolucionando el comercio de zona de compras a zona de ocio. "Sí, ha cambiado bastante, ahora es un centro de ocio prácticamente. Esta calle Castaños ha cambiado tanto, yo trabajé en una tienda de ropa hace más de 30 años antes de trabajar en esta joyería y esta calle era todo comercial y luego fueron cerrando muchos establecimientos, el centro pasó a ser Maisonnave y aquí nos hemos quedado con el ocio, pero bueno, nos toca resistir", asegura Sanz

En la avenida de la Constitución, Maite Albarracín, trabajadora en una tienda de fotografía, destaca que también han notado el cambio. "Sí, claro, aquí está tendiendo ya todo al ocio y parece que queda poco espacio para negocios como este de revelado de fotografía. Sí que es verdad que ahora tienen mucho tirón las cámaras de fotos de un solo uso que se han puesto de moda entre la gente joven y vienen mucho a comprarlas. Supongo que en ese sentido estar al lado de una zona de ocio no nos viene mal porque a veces se animan y vienen a comprarse una a media tarde para tener un recuerdo que luego puedan revelar", apunta Albarracín.

Desperfectos

En la zona del Teatro Principal no solo persiste el cambio en el tejido comercial, sino que las baldosas nuevas en la avenida de la Constitución que ya muestran signos de deterioro, parcheadas o incluso sucias desde hace semanas. Este fenómeno no solo llama la atención a los comerciantes por lo reciente de la obra, sino también por el contraste que presenta con el estado de abandono del propio Teatro Principal. Las baldosas de su entrada principal lucen rotas, los alrededores exhiben trozos descascarados y bordillos fracturados, mientras que los postes de la zona muestran signos de oxidación.

Entorno del Teatro Principal que presenta desperfectos.

Entorno del Teatro Principal que presenta desperfectos. / JOSE NAVARRO

Hayden Li, responsable de un comercio de moda en la zona, comenta que en caso estas obras son las que más perjuicio económico le han causado y no comprende que el entorno ya se encuentre en este estado. "Hemos notado el cambio en el comercio, pero lo que más nos ha afectado son las obras en la calle. Mientras las estaban realizando, el número de clientes disminuyó considerablemente y ahora parece que las reparaciones no se han realizado adecuadamente. Además, está pegado al Teatro Principal, que sigue sin repararse, el contraste es llamativo para todos", asegura Li.

Por otro lado, Antonio Cárceles expone una preocupación por cómo ha quedado la acera tras la peatonalización de la calle Castaños. "La acera elevada que han puesto solo en un lado de la calle no permite a la gente mayor circular con propiedad, supone muchas limitaciones y es muy común ver que hay gente que se baja para poder andar mejor. Además, para los comercios de ese lado también es malo porque limita mucho la accesibilidad de los clientes", apunta Cárceles.