«En Alicante no faltan ni planes, ni debate sobre lo que se tiene que hacer en la ciudad, lo que falta es coraje para desarrollar los proyectos y tiempo para ejecutarlos. El turismo y la búsqueda de inversores para una economía cimentada en las nuevas tecnologías son los dos polos en los que basar el futuro». La reflexión de António Campinos resume el contenido de la conferencia-coloquio que ofreció ayer en el restaurante El Maestral el director ejecutivo de Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), dentro del ciclo que organiza el Foro Club INFORMACIÓN-Universidad de Alicante-Bankia, y desde ayer Confederación Empresarial de la Comunidad Valenciana (CEV), con la colaboración de Aguas de Alicante.

«Alicante, ante los nuevos escenarios» fue el título de la conferencia de Campinos. Un alicantino nacido en Lisboa, enamorado de la «terreta» desde que llegó en 2008, y que expira sus últimos días en la EUIPO, ya que en julio se instalará en Munich para hacerse cargo de la Oficina Europea de Patentes. Dotado de un don de gentes especial, Campinos no dudó, incluso, en postularse -respondiendo a la pregunta de un invitado-como alcalde futuro de Alicante («pregúnteme en 15 años» contestó), una vez haya culminado su carrera profesional como experto en Propiedad Industrial en la Unión Europea.

El director ejecutivo de la EUIPO habló de marcas, de falsificaciones, pero ayer el mensaje que quería trasladar, ajustándose además al título de la conferencia, era su visión sobre el camino que debe seguir Alicante para consolidarse como un ciudad media europea enfocada al turismo, como, y puso ejemplos, pueden presumir urbes como Braga, Bournemouth, Málaga, València, Cáceres o Vitoria. «Alicante no sufre una falta de debate sobre lo que tiene que hacer. Desde que llegué en 2010 he conocido hasta cuatro planes diferentes. El problema no es la falta de debate sino el coraje para desarrollarlo, implementar una estrategia, porque sino se corre el riesgo de que los planes se conviertan en papel mojado y todos sabemos que las palabras se las lleva el viento».

«¿Y qué hace falta para lograr los objetivos?» Existen dos opciones. Que llegue un alcalde visionario, o que los partidos políticos pacten y ejecuten los planes. Me parece increíble, por ejemplo, que en Alicante seguimos con un PGOU de cuando los teléfonos móviles tenían el tamaño de una caja de zapatos». Para el director de la EUIPO, «los políticos deben alejarse de la pequeña política y la sociedad civil debe ser exigente. No podemos acostumbrarnos a que nunca se haga nada. Alicante ha dejado guardada la osadía en un cajón. No puede ser que en el norte de Europa se viva mejor que en Alicante».

Hoja de ruta

¿Qué hacer pues? António Campinos lo tiene claro. «Alicante debe consolidarse como una ciudad turística pensando, además, en los nuevos visitantes. Hace veinte años eran básicamente españoles pero hoy, gracias al aeropuerto, contamos con conexiones con toda Europa, pero algo tan evidente como la conexión del aeropuerto con el resto de los municipios costeros sigue sin resolverse, y ahí el TRAM puede y debe jugar un papel fundamental en la vertebración. Para mí es mucho más importante desarrollar un buen sistema de transporte ferroviario que los cuatro carriles que se van a hacer para acceder al aeropuerto», subrayó Campinos, quien, a la vez, lanzó otra propuesta. «¿Acaso un turista no estaría dispuesto a pagar una tasa turística si tuviera acceso gratis al tren como pasa, por ejemplo, en Ginebra?».

El jurista portugués incidió, en este punto, en la urgencia de dotar a Alicante de una mayor oferta hotelera -«nosotros recibimos al año 20.000 visitantes en la EUIPO y a veces tenemos problemas para conseguir alojamiento-». Campinos apuntó que «el Puerto sería un escenario ideal. Esto mismo lo he hablado con tres presidentes pero la sensación es que no me han prestado atención». Para el director de la EUIPO, también resulta fundamental para conseguir el reto del turismo que «haya coraje político para afrontar la peatonalización. Cerrar al tráfico el casco antiguo, eliminar la barrera de gases de la fachada litoral, potenciar el uso de la bicicleta, retirar el ferrocarril de la fachada sur, y que Alicante sea un gran pulmón verde. Está demostrado, además, que los bosques favorecen las lluvias. Nosotros hemos empezado por ello con la plantación de 4.000 árboles pero hacen falta muchos más». Otro de los objetivos, según Campinos, es «saber controlar y aprovechar la gota fría con más depósitos subterráneos».

El director de la EUIPO se mostró también convencido de que Alicante debe apostar por el comercio. «Un ciudad turística con 300 días de sol al año tiene que estar abierta todo el año, y en esto tengo que decir que el gran comercio impulsa al pequeño. Los turistas necesitan tener abiertos los comercios, y saber en todo momento qué pueden hacer después de desayunar. Para ello debe encontrar una ciudad preparada. Como he dicho desde el principio, hace falta coraje político y una sociedad que lo exija. Alicante no es una ciudad que destaque por su arquitectura, pero tiene unas condiciones turísticas incuestionables y debe devolver la fachada sur a los ciudadanos y aprovechar que la playa está a la puerta de la casa».

Campinos, el Valls alicantino

Tras la conferencia, que Campinos finalizó parafraseando al arquitecto francés Le Corbusier, con aquello de «la música se desarrolla en el tiempo, la arquitectura también», el futuro presidente de la Oficina Europea de Patentes (Munich) se sometió a las preguntas de los asistentes al coloquio. Uno de los invitados le sondeó sobre la posibilidad de que «un alicantino nacido en Lisboa» pudiera terminar emulando al exministro francés Manuel Valls, y figurar en una quiniela de posibles candidatos a la Alcaldía de Alicante. Tras la sonrisa pertinente, Campinos subrayó que «para hacer política hay que saber decir no y tener autonomía. Tengo todavía una carrera por delante en Europa. Habría que esperar diez o quince años aún para planteármelo. Pregúntenme entonces».

Sobre su paso por la oficina europea que dejará el próximo mes de julio, Campinos se felicitó porque «además de que en la EUIPO trabajemos dos mil personas y 130 más lo hagan por teletrabajo, hemos conseguido una gran red europea en la protección de la Propiedad Industrial y la lucha contra las falsificaciones». En cuanto a la integración de la oficina en la sociedad alicantina, Campinos fue tajante. «Quizá si en el Puerto en vez de un casino se hubiera construido la EUIPO la adaptación habría sido mejor».

El director de la agencia reiteró que «Alicante es una de las pocas ciudades en el mundo que une todas las variables de la felicidad, un clima y una luz sin par 12 meses al año, una gastronomía con reputación mundial, un entorno que mezcla montaña, parques naturales y el Mediterráneo y extraordinarias conexiones ferroviarias, aeroportuarias y marítimas».

Una ciudad movida por el sector terciario (75% de su PIB) y dentro de éste por el sector del turismo, con cifras en términos de creación de riqueza y empleo un poco por delante de la media española, que, a su vez, se sitúa muy por encima de la media europea.

«Mi propuesta para Alicante sería, por lo tanto, potenciar la aportación del turismo a la generación de riqueza y empleo a través de la maximización de las variables de la felicidad. A su vez esa potenciación se repercutiría en los sectores primario y secundario de nuestra economía», subrayó Campinos.

«¿Cómo? Asegurándonos que cualquiera iniciativa o inversión pública tenga en el centro de la ecuación al turista, y que busquemos mejorar sus sensaciones, emociones y experiencias con la ciudad, para que vuelva y convenza a otros a venir. Al mismo tiempo todas esas intervenciones se traducirán en un balance positivo y un mayor bienestar general para el residente», sentenció el director ejecutivo de la EUIPO.