Los radares de la avenida de Elche se han convertido para los alrededor de 50.000 conductores que cada día transitan por esta vía de entrada y salida de la ciudad de Alicante en elementos propios del paisaje urbano. Tanto que una mayoría pisa el freno cuando se aproxima a alguna de las tres cajas que se instalaron en agosto de 2017, formando colas y retenciones para evitarse las multas, sin ser conscientes de que, pese a que han pasado diez meses, aún no están en funcionamiento. Eso sí, la reducción de la velocidad a 50 kilómetros por hora que se introdujo está plenamente vigente.

Los radares «de pega» se pusieron a la altura del barrio de San Gabriel, del parque El Palmeral y de la EUIPO, coincidiendo con la transformación de la fisonomía del acceso sur de Alicante por la apertura del carril bici. La avenida de Elche se convirtió en vía urbana, y la velocidad se rebajó, pasando de 80 kilómetros por hora a 50.

La instalación de los radares por parte del Ayuntamiento cuando estaba aún en manos del tripartito (fue el pasado agosto) causó la alarma entre los conductores, indignados desde que vieron al camión grúa depositar las cajas, al entender que las autoridades municipales lo hacían con afán recaudatorio. Sin embargo, fuentes municipales confirman que, casi un año después y cuando el Ayuntamiento ha cambiado de color político (ahora en manos del PP), siguen sin funcionar.

Los medidores de velocidad está pendientes de homologación por parte de técnicos de la Dirección General de Tráfico, dependiente del Ministerio del Interior, así como de pasar un periodo de prueba, añaden las fuentes.

Aunque los radares aún no estén activos y sean un mero adorno, la limitación de la velocidad a 50 kilómetros por hora está plenamente instaurada, con señales y carteles informativos sobre la condición de vía urbana que ahora tiene la avenida de Elche.

En su momento, muchos conductores alertaron del colapso de tráfico que se iba a producir debido al nuevo límite de velocidad. «Una carretera como ésta que tiene una cantidad ingente de tráfico y limitan la velocidad a 50 km/h. Si antes que se podía ir más rápido se organizaban unas colas tremendas, ahora será indescriptible», dijo uno de ellos.

Otros entendían que eran medidas imprescindibles. «Los radares son necesarios por la seguridad de todos los conductores», señaló un profesor de autoescuela, quien considera que las obras de remodelación de esta carretera han dejado unos carriles demasiado estrechos, «por los que circulan coches, camiones y bicicletas, por lo que es más necesario que nunca que la velocidad se limite y la forma de controlarlo es con un radar». Además, junto al tráfico conviven ahora los ciclistas y hay una senda peatonal. El Ayuntamiento justificó las medidas en que la avenida de Elche se había convertido en una autovía dentro de la ciudad.