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Por la rápida escalada del petróleo

La gasolina marca en la provincia su precio máximo en tres años

Llenar un depósito cuesta casi seis euros más que en marzo tras la decisión de Trump de romper el acuerdo con Irán

La gasolina marca su precio máximo en tres años

La época del petróleo barato, que durante los últimos años ha contribuido a mantener relativamente estables los precios del gasoil y la gasolina, parece haber quedado definitivamente atrás. El aumento de la demanda a nivel mundial y, sobre todo, la decisión de Donald Trump de romper el acuerdo con Irán han provocado una nueva escalada en el precio del crudo -ayer superó los 80 dólares por barril- que se ha trasladado rápidamente a los surtidores de la provincia.

Así, el litro de gasolina 95 se pagaba ayer en Alicante a una media de 1,366 euros, una cifra desconocida desde mediados de 2015, y el gasóleo A cotizaba a 1,267 euros, su mayor importe desde finales de 2014, según los datos que ofrecen la web del Ministerio de Industria y portales especializados como Dieselogasolina. Se trata de un aumento cercano al 9% desde el pasado mes de marzo y de casi un 2% sólo en la última semana.

De esta forma, llenar un depósito medio de 55 litros cuesta casi seis euros más que hace dos meses en ambos casos y todo apunta a que la diferencia seguirá aumentando. De hecho, ayer ya había hasta siete estaciones de servicio en la zona donde la sin plomo 95 había superado ya la barrera psicológica de los 1,4 euros -eso sí, la mayoría en las áreas de servicio de las autopistas- mientras que en apenas una cuarta parte del total el litro de este combustible aún se pagaba por debajo de los 1,3. Del mismo modo, en el caso del diésel, hasta ocho establecimientos cobraban ya el litro por encima de los 1,3 euros y menos de una quinta parte -casi todas ellas encuadradas en el segmento de gasolineras «low cost»- lo mantenía por debajo de los 1,2, según la información que los propios empresarios facilitan al Ministerio.

Lejos queda ya la etapa en la que el gasoil se pagaba de forma generalizada por debajo del euro, cuando la sobreproducción de petróleo, ante la falta de acuerdo de los países de la OPEP, desplomó los precios en 2016, lo que supuso uno de los famosos «vientos de cola» que contribuyeron a que la recuperación de la economía fuera más rápida de lo esperado.

El recorte que más tarde lograron pactar estos países y la aceleración económica mundial ya había incrementado paulatinamente la cotización del crudo -sobre todo desde mediados de 2017- pero ha sido la decisión de Donald Trump de romper con Irán lo que ha acabado por disparar el precio. Así, el barril de Brent superaba ayer los 80 euros, algo que no ocurría desde 2014.

Preocupación en el transporte

Como es lógico, quienes ven con más preocupación esta nueva alza de los carburantes son los profesionales del transporte. «El 50% de nuestra cuenta de resultados depende del precio del gasóleo, así que esto no nos viene nada bien», apunta el secretario general de Fetrama, Francisco Ortiz. Sobre todo porque los transportistas no puede repercutir automáticamente la subida de precios a sus clientes ya que la mayoría suele firmar contratos anuales o por campañas, lo que les obliga a respetar las tarifas acordadas con meses de antelación.

«Por desgracia,estamos vendidos a las petroleras. De momento sigue sin haber una alternativa viable al gasóleo. Algunas empresas están adquiriendo vehículos que funcionan con gas pero todavía es algo minoritario», apunta el portavoz patronal, que también reclama al Gobierno que esté vigilante para evitar que las estaciones de servicio aprovechen la coyuntura para incrementar sus márgenes.

También desde las asociaciones de consumidores temen que se vuelva a repetir el «efecto pluma», es decir, que las subidas del crudo se reflejen rápidamente en los precios que marcan los surtidores de las estaciones de servicio y que luego, cuando se producen bajadas, éstas tarden mucho en trasladarse al consumidor final o, incluso, bajen en menor proporción. «El ministro de Industria ya ha dicho que estará atento pero hay que exigirle diligencia porque siempre se repite la misma situación», apunta el presidente de Avacu, Fernando Móner.

El representante de los consumidores recuerda, además, que más allá del precio de los carburantes, la cotización del crudo acaba por afectar al coste de todo tipo de productos ya que «o bien suponen una parte del coste de las materias primas que se utilizan para su fabricación, o bien afectan al precio de la energía con que se producen o a su transporte». En definitiva, que la cotización del petróleo sigue siendo uno de los factores que más influyen en el coste de la vida en general. «Lo que haría falta son políticas más decididas para fomentar las energías alternativas y reducir la dependencia del crudo», insiste Móner.

Efecto atenuado

Desde las estaciones de servicio de la provincia rechazan las críticas de los usuarios y aseguran que la formación de los precios de los carburantes son ahora «más transparentes que nunca» y que poco pueden hacer «para influir en la coyuntura internacional, que marca la cotización del petróleo», según el presidente de la asociación que agrupa a estos empresarios, Emilio Córcoles. «Nosotros preferimos que la gasolina esté barata y se vendan más litros», insiste Córcoles que, además, recuerda que en los últimos años se ha incrementado notablemente la competencia en el sector, lo que obliga a ajustar aún más los márgenes.

No en vano, desde 2008 han abierto en Alicante 98 nuevas estaciones de servicio, según datos de la Conselleria de Economía, lo que ha supuesto un aumento de la oferta de un 28%.

Aún así, el presidente de las gasolineras alicantinas señala que esta nueva subida de los precios está afectando menos a las cantidades que repostan los clientes. «Durante la crisis se notaba mucho más cuando había una subida», asegura. Al respecto, Córcoles apunta que la mayoría de los usuarios son de costumbres fijas y suelen repostar el mismo importe -20 ó 30 euros-, por lo que, en realidad, cuando sube lo que suele ocurrir es que acaban yendo con más frecuencia.

Más allá de eso, cabe recordar que en Alicante el precio de los carburantes siempre suele estar entre cuatro y seis céntimos por encima de la media nacional. Una diferencia que, en parte, se justifica por el hecho de que la Comunidad es una de las autonomías que aplica la banda alta del Impuesto Especial sobre Hidrocarburos, que supone 4,8 céntimos adicionales por litro.

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