Dimisión y fractura total. La asamblea de Guanyar certificó anoche el adiós del concejal Víctor Domínguez, que anunció su renuncia inminente a su acta en el Ayuntamiento de Alicante pese a negar cualquier irregularidad en la adjudicación de contratos menores a un simpatizante de la formación. Pero la asamblea también evidenció la ruptura irreconciliable entre los dos bandos que cohabitan en la marca blanca de EU: el liderado por el actual portavoz del grupo municipal, Miguel Ángel Pavón, que ahora está en minoría frente a la otra facción, en la que se encuentra Domínguez y que tiene el mando de Guanyar y de Esquerra Unida. De hecho, la amplia mayoría de la asamblea respaldó al concejal dimitido, que logró el apoyo de 34 personas, frente al voto en contra de 7 a la pregunta que él mismo puso sobre la mesa: «¿La asamblea de Guanyar considera que no ha habido ningún comportamiento reprobable por parte de Víctor Domínguez y respaldará la decisión que el concejal tome?».

La reunión de las bases de la formación fue, por encima de cualquier consideración, bronca. Los dos bandos se polarizaron más que nunca, con continuos reproches que hasta la fecha nunca se habían expuesto en citas a puerta abierta, como fue la de ayer. En el cruce de intervenciones, mucho más críticas las que se dirigieron contra Pavon y su gente, se cuestionó el liderazgo interno del actual portavoz del grupo municipal, se habló de una situación «insostenible» por los «compañeros que se dedican a poner la zancadilla» y se deslizaron acusaciones de persecución política y personal.

Domínguez, en una intervención inicial en la que insistió en la legalidad de los contratos menores que adjudicó en 2017 a un simpatizante de Guanyar para el mantenimiento de puntos de compostaje comunitarios y escolares y que en total sumaban unos 8.300 euros repartidos en nueve facturas, admitió que su renuncia, en buena parte, se sustentaba en la «falta de apoyo» recibido por parte del grupo municipal, en evidente alusión a un sector liderado por Miguel Ángel Pavón, que ayer, una vez Domínguez anunció su dimisión, insistió en exigir su marcha. El concejal, además, habló de fuego supuestamente amigo, mirando hacia el mismo bando contrario: «No estoy aquí para aguantar puñaladas traperas. No tengo necesidad de ser cargo público ni necesito un sueldo de la política para vivir». Domínguez ayer solo asumió un error: no publicar las citadas facturas en el Portal municipal de Transparencia.

Pavón tomó la palabra tras la intervención de su todavía compañero de grupo para pedir su dimisión, alegando que en Guanyar «hay que ser escrupulosos y no contratar a gente del entorno». Mientras Pavón hablaba, en unas palabras avaladas por el excoordinador local de EU, José Luis Romero, y defendía que la renuncia es la forma de «asumir responsabilidades políticas», se sucedían comentarios en voz baja de inscritos en Guanyar que le acusaban de «mentiroso» y de liderar un grupo formado por «gentuza».

Tras ambos turnos de palabra, llegaron intervenciones muy críticas contra Pavón, como la realizada por el concejal Daniel Simón, que acusó a su portavoz municipal de perder una ocasión para «demostrar liderazgo», la del exasesor municipal José Pazos, que acusó indirectamente al sector de Pavón de «juego sucio», y la del actual líder local de EU, Luis Fernando Sevilla, quien criticó a Pavón por preocuparse de la desecación de la laguna de La Marjal en época de nidificación de aves en plena crisis interna del grupo municipal.

Tras dos horas de intensa trifulca entre miembros de Guanyar Alacant, la asamblea cerró filas en torno a Víctor Domínguez, quien descartó replantearse una dimisión que llevaba decidida de casa, cansado de «puñaladas» y de «filtraciones internas».