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«Si un niño es maltratado o reprimido, su lóbulo prefrontal no se desarrolla»

El prestigioso profesor de la Universidad de Toulon desarrolló el concepto de resiliencia y lleva toda la vida investigando científicamente esta capacidad

«Si un niño es maltratado o reprimido, su lóbulo prefrontal no se desarrolla»

P El concepto de resiliencia, del que usted es uno de los padres, ha ido cambiando desde que se acuñó por primera vez?

R No soy el padre de la resiliencia, la madre fue Emmy Werner, psicóloga norteamericana. Trabajó con niños maltratados viendo cómo habían evolucionado 700 de ellos sin familia, sin ir al colegio y sin medios. El 72% no habían salido adelante satisfactoriamente, lo cual es lógico, pero el 21% había aprendido a leer y escribir y habían fundado una familia. Lo que hicimos nosotros fue investigar este proceso científicamente. La definición es reanudar un nuevo desarrollo tras un trauma físico o social. Es una definición sencilla, lo complicado es descubrir los factores que lo permiten para lo que es necesario un equipo multidisciplinar que evalúe los factores biológicos, afectivos, psicológicos, lingüísticos y socioculturales.

P ¿Todos nacemos con resiliencia o es algo que se educa?

R Hay que distinguir los factores de protección y los factores de resiliencia. Los factores de protección dependen de como desde bebé se aprende del medio, nuestro cerebro ve el mundo que ha aprendido antes. Los bilingües no tienen el mismo lóbulo izquierdo que los monolingües. La lengua ocupa una parte del cerebro, la música otra, las imágenes van a la parte posterior y la libertad está en los dos lóbulos prefrontales. Si un niño puede decidir su lóbulo prefrontal se desarrollará y si es reprimido las neuronas prefrontales no se desarrollarán. Los niños abandonados carecen de lóbulo prefrontal que es el que controla las emociones, por lo que no frenan sus impulsos. Los otros dos factores de control de emociones son la palabra y la cultura.

P O sea que la resiliencia se adquiere de niño.

R Durante toda la vida, pero durante los primeros cuatro años de vida fabricamos 250.000 sinapsis o conexiones neuronales por minuto. La palabra aparece en todos los niños sin necesidad de ir al colegio. Cuando envejeces la memoria inmediata se altera y resurge la impronta biológica de la memoria de los primeros años. Por eso a veces un trauma infantil no resuelto queda enquistado en el cerebro y resurge en la edad adulta.

P Si el trauma se sufre con 20 años y no de pequeño ¿la capacidad de resiliencia es diferente?

R Antes de la palabra el bebé adquiere una forma de percibir el mundo, si se ha sentido protegido explorará el mundo y sentirá el placer de aprender, si tiene una figura maternal o afecto alrededor el niño adquiere confianza en sí mismo. Si la madre muere, está enferma, hay violencia doméstica o su entorno afectivo es pobre el niño no adquiere esas capacidades. Le da miedo aprender y le dan miedo los demás. Los adultos tenemos esa responsabilidad con los niños. En la adolescencia hay un alejamiento de la familia, el cerebro economiza y tiene una sola manera de ver el mundo. Así que sí, es diferente.

P Y en el caso de los inmigrantes y refugiados que pasan por situaciones duras ¿se da la resiliencia?

R La inmigración forzada por una guerra o por motivos económicos supone un problema mundial. Es difícil para el pueblo que llega y para el que acoge. En los grupos de inmigrantes encontramos factores de resiliencia, pero si el que llega es un menor solo su resiliencia será peor porque no tienen el factor de protección y se enfrentan a la explotación y la trata. Los inmigrantes hacen grupo y es difícil que el pueblo de acogida acoja grupos porque quiere que aprendan enseguida la lengua, la cultura y las costumbres, lo cual es imposible. Aparece la violencia como en Calais. La única buena estrategia para la resiliencia es la integración y ahí la dimensión política es importante.

P Entonces ¿la violencia es consecuencia de la no resiliencia?

R A menudo sí. Hay que distinguir entre violencia y enfrentamiento. Esto último es inevitable, si no estamos de acuerdo nos enfrentamos pero hay unos códigos. La violencia quiere destruir al otro y eso significa no controlar las emociones. Si hay violencia es que el proceso de resiliencia no se ha desarrollado por los motivos comentados antes.

P ¿Es diferente sufrir la violencia cuando es exterior que cuando viene de dentro de la misma familia?

R Cuando la violencia viene del exterior contra un grupo se suele hacer comunidad y se solidarizan entre cada bando. Pero en la violencia intrafamiliar, física, verbal o sexual no hay solidaridad posible. Ahí el trauma es muy grave porque no hay mecanismos de defensa. Si un niño sufre negligencia afectiva el cerebro se para y no se desarrolla. En el caso de maltrato físico por parte de padre y madre el 80% de los niños tienen graves problemas de desarrollo y sólo en el 10% de los casos se desarrollan bien. Cuando es uno y el otro lo protege el 60% sufre problemas en el desarrollo de la personalidad y cuando ninguno lo maltrata también puede tener problemas así que no se puede razonar como Descartes en el sentido de causa-efecto. Estadísticamente sí, pero individualmente no siempre existe esta causa-efecto.

P ¿Depende entonces de la capacidad de adaptación?

R Los americanos dicen que la resiliencia es un proceso adaptativo pero no creo que sea así. Los prisioneros se adaptan a la prisión pero a veces es un comportamiento patológico. La resiliencia es más bien un proceso de resistencia y de afrontación de la desgracia con los factores de protección que tenemos previos a esa desgracia. Si hemos estado arropados afrontaremos la desgracia, se sufre pero se afronta. Tras los atentados de Bataclan en París muchos quedaron traumatizados, pero un año después el 75% ha retomado su vida, quizá no como antes pero la ha retomado, porque ha habido una red afectiva de ayuda. En dos años quedará sólo un 10% traumatizado. Para superarlo es muy importante la palabra, hablar en una interacción personal o escribir imaginando a tu interlocutor, incluso aunque sea a través de la ficción.

P Todo el mundo a lo largo de la vida sufrirá algún trauma.

R Los traumas y las pruebas de la vida no son lo mismo. A pruebas más o menos difíciles nos enfrentamos todos, pero un trauma es una agonía psicológica, el cerebro se bloquea.

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