El Colegio de Enfermería de Alicante condenó ayer la agresión sufrida por dos enfermeras cuando atendían a un herido en un accidente de tráfico sucedido en San Vicente del Raspeig. El suceso se produjo días atrás, cuando la Policía Local de San Vicente llamó a una ambulancia para atender un accidente de tráfico en el que el conductor aparentaba ir bajo los efectos del alcohol. Aunque no quería que le atendieran, el conductor aceptó ser trasladado en ambulancia. Sin embargo, sobre las ocho y media de la tarde la Policía Local y la Policía Nacional de Alicante recibieron una llamada de emergencia por agresión a unas enfermeras de una ambulancia en la puerta de una clínica. El Colegio de Enfermería exige que «todas las agresiones a nuestras profesionales, sean en el sector público o privado, sean consideradas como atentado a la autoridad». Los enfermeros, añaden, «son los profesionales del sector sanitario que más insultos, vejaciones y violencia física sufren, ya que son los primeros en mantener contacto con los pacientes». El número de agresiones a enfermeras registrado el año pasado en la Comunidad Valenciana fue de 16 -6 en Alicante, 3 en Castellón y 7 en Valencia-, dos más que el año anterior. Sin embargo, «la cifra de denuncias sigue siendo muy inferior a los casos reales», puntualizan desde el colegio. La disparidad entre casos reales y casos denunciados «se produce porque la mayoría de agresiones no llega a plasmarse por escrito, generalmente por miedo y desconfianza entre los profesionales sanitarios, por lo que se debe trabajar para ganarse su confianza para que se sientan protegidos y vean que las denuncias son efectivas». Las principales secuelas que le quedan al profesional sanitario tras sufrir una agresión «son el estrés laboral crónico, la disminución del rendimiento, síndrome de hostigamiento y estrés postraumático».