n El presidente de la Generalitat y secretario general del PSPV, Ximo Puig, se mostró ayer especialmente frío en su primer encuentro con el nuevo alcalde de Alicante, el popular Luis Barcala. La escena tuvo lugar en Casa Mediterráneo, una semana después de que el concejal del PP fuera investido como nuevo alcalde de Alicante tras el voto en blanco de la tránsfuga Nerea Belmonte (ex de Guanyar), lo que supuso la pérdida para el PSOE de una Alcaldía que había recuperado, tras dos décadas en la oposición, con las elecciones de mayo de 2015.

Barcala hizo ayer todo lo posible para mostrarse próximo a Puig, dándole una conversación que apenas encontró respuestas, y es que el socialista no dudó en mostrarse más que distante con el popular, en una actitud poco habitual en el jefe del Consell y que llamó la atención entre los asistentes a la clausura de unas jornadas autonómicas de cooperación. El conseller Manuel Alcaraz (de Compromís), que no fue ajeno a la frialdad de Puig con Barcala, intentó integrar al alcalde de Alicante entre el resto de autoridades. El regidor popular alegó una reunión con el presidente de la Autoridad Portuaria, que se vio interrumpida por el acto en Casa Mediterráneo, para abandonar la antigua estación de Benalúa pocos minutos después de finalizar el acto tras conversar, entre otras, con la senadora Asunción Sánchez Zaplana. Por su parte, Puig, preguntado por los medios, negó las acusaciones del supuesto intento de «compra» del voto de Belmonte con un sueldo de 3.500 euros y un puesto en las listas: «No tiene ninguna credibilidad, ha demostrado sus escasas convicciones».

Pendiente una reunión

Tras el frío primer encuentro entre Barcala y Puig, el alcalde de Alicante espera que el jefe del Consell le dé día y ahora para celebrar la primera reunión, tras la petición cursada oficialmente. El dirigente socialista confirmó ayer, en Alicante, que habrá reunión.