En apenas 48 horas, la socialista Eva Montesinos pasó de salir de la sede del PSOE en Alicante en solitario y envuelta en lágrimas a comparecer ayer, tras la Ejecutiva local convocada para restituirla como portavoz municipal, rodeada por el resto de concejales del grupo municipal en un evidente intento de mostrar la unidad que saltó por los aires el pasado lunes.

Entonces, la que fuera candidata socialista a la Alcaldía de Alicante en el pleno de investidura celebrado hace hoy justo una semana se quedó sola en Pintor Gisbert, tras forzar la dirección local controlada por el exsenador Ángel Franco su destitución como líder del grupo municipal. Ayer, sin embargo, la imagen fue muy distinta, de principio a fin. Para empezar, Montesinos llegó junto a Fernando Marcos, su persona más próxima en el grupo municipal, al menos hasta el momento, desde la dimisión como alcalde de Gabriel Echávarri, procesado en dos procedimientos judiciales. El resto de concejales hicieron acto de presencia por separado, salvo Carlos Giménez, afín a Franco, y Gloria Vara, de la familia socialista liderada por Berruti (actual presidente de la dirección local), que aparecieron juntos por la sede local.

A su llegada a Pintor Gisbert, Montesinos conversó durante unos minutos con el que iba a ser su sustituto y que, a partir de ahora, se convierte en su adjunto en la Portavocía socialista en el Ayuntamiento de Alicante, Miguel Castelló. Mientras, Giménez encerró en un despacho a Marcos, sin más testigos. Tras la Ejecutiva local y la posterior y breve reunión de los concejales, en presencia del presidente local y del secretario de Organización, Montesinos salió arropada por sus compañeros en el grupo municipal, que se quedaron junto a ella mientras atendía a los medios de comunicación. Ayer, en el PSOE, tocaba mostrar unidad.