Ampliar el cotejo del ADN a todos los presentes en Novocar la tarde en que María del Carmen Martínez fue asesinada. Es lo que se está planteando el fiscal del proceso abierto por el crimen de la viuda del expresidente de la CAM Vicente Sala después de que los restos biológicos hallados en los casquillos de los dos proyectiles que acabaron con su vida no pertenezcan a ninguno de los trabajadores del establecimiento de automoción donde se cometió el crimen, y tampoco coincidan con los de los sanitarios y policías que acudieron al lugar de los hechos aquel día.

La no correspondencia de los restos localizados en las vainas, de los que alertó la defensa de Miguel López, yerno de la fallecida y principal sospechoso de su muerte, con los de los presentes en el escenario de crimen se ha conocido tras el cotejo llevado a cabo por el Laboratorio de Biología-ADN de la Brigada de Policía Científica de la Jefatura Superior de Policía de la Comunidad Valenciana. Un resultado que ha dado al traste con la principal hipótesis que barajaban los investigadores: que hubiera sido alguno de los presentes quien, de forma accidental, hubiese contaminado los proyectiles.

De la prueba quedaron excluidos dos ciudadanos magrebíes que aseguraron que acudieron al establecimiento de automoción porque estaban interesados en comprar un coche, el propietario de un negocio de desguace de Alicante, que llegó a declarar hasta en dos ocasiones ante la Policía además de hacerlo también ante el juez, y otro cliente que también prestó declaración en sede judicial. A ninguno de los cuatro consideró la Policía Judicial ni el magistrado José Luis de la Fuente, instructor del caso, que fuera necesario tomarle muestras de su ADN. Algo que ahora se está planteando pedir el fiscal para intentar averiguar a quién corresponde el ADN hallado en los casquillos, unos restos biológicos de varón que tampoco son de Miguel López.

Los encontrados en la muñeca izquierda de la víctima son de uno de los sanitarios.

Mientras el fiscal estudia ampliar la prueba a esas cuatro personas, ayer compareció en el juzgado Fernando Verdú, el forense contratado por la acusación particular que se ejerce en nombre de hijo de la fallecida y quien descartó que muriera por asfixia, además de desangrada, como afirman los peritos de la defensa para apoyar la teoría de una muerte rápida, lo que colocaría a Miguel López fuera de Novocar cuando se efectuaron los disparos.

Verdú ratificó ante el magistrado que María del Carmen pudo tardar en morir hasta 45 minutos, lo que vuelve a colocar al sospechoso en el escenario de crimen cuando se realizaron los disparos. El facultativo destacó el valor de la autopsia practicada al cadáver en el Instituto de Medicina Legal de Alicante por encima de las realizadas sobre imágenes (como los informes forenses presentados a instancia de las partes), precisó que las heridas sufridas por la víctima no habían dañado ni arterias ni venas importantes y aseveró que la ciencia forense no es capaz de responder a preguntas como a qué hora se habían efectuado los disparos, lo que tuvo que ocurrir entre las 18,25 horas, cuando llegó a Novocar, y las 18,55, cuando un empleado la vio malherida.