«Si alguien cree que esto iba a ser un funeral, se equivoca». La frase con la que el secretario general de los socialistas alicantinos, José Chulvi, en clara referencia a la pérdida de la Alcaldía de Alicante, comenzó ayer su intervención en el almuerzo con militantes socialistas organizado por el PSPV-PSOE transcribía muy bien el ambiente vivido durante la mañana en un restaurante de la ciudad de Alicante.

Escasas horas después de aterrizar el avión en el aeropuerto de Manises, después de un día completo de vuelos de regreso de la misión comercial por China y Japón, el presidente de la Generalitat y secretario general del PSPV-PSOE, Ximo Puig acudía a Alicante a transmitir su apoyo directo a Eva Montesinos y al grupo municipal de concejales socialistas que se fueron a la oposición tras el pleno de investidura celebrado el pasado jueves.

Pero el duelo se limitó unicamente a los abrazos cariñosos a la puerta del restaurante donde se celebró el acto. Una vez dentro del recinto, salvo un extenso aplauso dirigido a Eva Montesinos por parte de los 400 socialistas asistentes, todas las declaraciones giraron en torno a que «en la primavera de 2019 volverá a haber un ayuntamiento progresista y devolveremos la justicia social a las instituciones», afirmó Ximo Puig, quien incluso pidió el voto con tanta anticipación: «Si quieren progreso seguro, vota al Partido Socialista que es el único que garantiza el progreso».

El líder de los socialistas valencianos repitió varias veces que la Alcaldía de Alicante obtenida por el PP «va a ser una cuestión transitoria y circunstancial». Para Puig, «el PP tiene la Alcaldía gracias a los tránsfugas. Estamos más cerca de recuperar el gobierno de la ciudad que hace una semana porque los alicantinos lo saben. Y saben que si ha habido corrupción ha sido siempre del mismo lado». En medio de continuos aplausos, el máximo responsable del PSPV dijo estar «profundamente orgulloso del PSOE de Alicante por haber defendido la ética, la democracia y los mejores valores de este país».

Y puestos a estar satisfechos del comportamiento de alguien en especial, Ximo Puig fue el único que recordó ayer al exalcalde de Alicante, Gabriel Echávarri. «Hay que estar orgullosos de la actitud de Gabi. Porque Gabi no es ni Alperi ni Castedo».

Echávarri fue uno de los pocos ausentes a este almuerzo, organizado desde València, enfocado a la ciudad de Alicante y su comarca, pero dirigido a socialistas de toda la provincia. Y esa convocatoria tan abierta se notó en la afluencia de destacados representantes socialistas, como el Síndic del Grupo Socialista en las Cortes Valencianas, Manuel Mata, el diputado Fernando Delgado, el secretario Organización PSPV, José Muñoz, y la secretaria del PSPV de la ciudad de Valencia, Sandra Gómez. Tampoco faltaron Toñi Serna, Herick Campos, Julian López Milla, Esteban Vallejo, Juana Serna, Asunción Llorens, Baltasar Ortiz, los alcaldes de Xàbia, José Chulvi, Elda, Rubén Alfar, Pinoso, Lázaro Azorín, y Sant Joan d'Alacant, Jaime Albero, o representantes de las agrupaciones socialistas de Mutxamel, El Campello y San Vicente.

En cualquier caso, el aforo se llenó en gran medida por los militantes alicantinos, incluidos el secretario local Miguel Millana, Ángel Franco, Lalo Díez o Ricardo Picó, el secretario de Inmigración de los socialistas alicantinos, al que se le abrió expediente, por petición de Guanyar, por su comportamiento ante el ex presidente de Ecuador en el Ayuntamiento de Alicante. El grupo municipal socialista, acompañado de numerosos asesores, estuvo al completo.

Marginación

De cara al futuro más cercano, Ximo Puig se mostró dispuesto a mantener una reunión con el nuevo alcalde de Alicante, Luis Barcala («si me piden la reunión y la agenda lo permite»). El jefe del Consell fue tajante con los temores sobre la «marginación» de Alicante al tener ahora un gobierno popular. «Si el delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues, se quiere ahora volcar con Alicante, lo que tiene que hacer es presentar una enmienda a los Presupuestos Generales para que devuelven los 2.250 millones de euros que nos debe Rajoy».

Entre los culpables de la perdida de la Alcaldía, Puig solo mencionó a Ciudadanos («una prolongación del PP») y a Nerea Belmonte. Puestos a apoyar el nuevo término acuñado estos días, el presidente de la Generalitat fue tajante: «¿El 'belmontazo'? Parece que haberlo, haylo».