Recuperar Ikea para Alicante. Este podría ser el «proyecto estrella» del nuevo gobierno popular en el año que tiene por delante antes de las elecciones, según desveló ayer María del Carmen de España nada más asumir la responsabilidad del área de Urbanismo. La concejal subió por primera vez a su despacho tras asistir junto a la mayor parte de su grupo al entierro de quien fuera presidenta de la Diputación Provincial y alcaldesa de San Vicente del Raspeig, Luisa Pastor, se presentó a los ordenanzas y al secretario y mostró su intención de reunirse el próximo lunes con los jefes de servicio para «empezar a trabajar». De España priorizó en su futura gestión agilizar las licencias y dijo afrontar su cometido «siendo realista» del tiempo del que dispone aunque no por ello renunció a sacar adelante algún «proyecto importante» como el de la implantación de la multinacional del mueble en la ciudad, que lleva dieciséis años de espera y de polémica. «Creo que solucionar el tema de Ikea es factible en un año», aseguró. Al igual que De España, el resto de concejales del gobierno tomaron un primer contacto con sus áreas, aunque no en todas por falta de tiempo, y la mayoría solicitó un informe de ejecución presupuestaria y un listado de los proyectos pendientes y en marcha a los técnicos porque el «traspaso de poderes» en sí no se llegó a producir. Tan sólo el alcalde, Luis Barcala, mantuvo una conversación de unos diez minutos con el hasta ahora edil de Recursos Humanos, el socialista Carlos Giménez, para escenificar la salida del PSOE y la entrada del PP en el gobierno. Resultó significativo que fuera Giménez y no Eva Montesinos, alcaldesa en funciones hasta el pleno del pasado jueves, quien se encargara de esta tarea. De hecho, Montesinos ya había vaciado su despacho y no volvió a entrar en el Ayuntamiento pese a atender a algunos medios de comunicación en la plaza a primera hora de la mañana. Fue allí precisamente donde se encontró con el delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues, y el subdelegado, José Miguel Saval, que salían de su primera reunión institucional con el nuevo alcalde de la ciudad. En ese momento se encontraban con Montesinos el edil Miguel Castelló y un par de asesores. Tras charlar un rato, el delegado se despidió con un «mucho ánimo y que vaya bien» de los socialistas que todavía se encuentran saliendo del shock que les produjo el voto en blanco en el pleno de investidura de la edil tránsfuga Nerea Belmonte, con el que les impidió seguir en sus cargos.
Moragues mostró el «apoyo y la máxima colaboración del Gobierno para avanzar en los asuntos clave de la ciudad de Alicante» a Barcala. «Vamos a trabajar de la mano para aumentar la calidad de vida de los vecinos e impulsar los proyectos importantes de la ciudad. La capital de la provincia de Alicante se merece que las dos administraciones tengamos una relación fluida y constante y nuestra colaboración es y va ser máxima», aseguró el representante del Gobierno en la Comunidad.
También acudieron a dar la enhorabuena en persona al nuevo alcalde la presidenta del PP en la Comunidad, Isabel Bonig, la secretaria general Eva Ortiz y el presidente provincial, José Císcar.
Al margen de estas visitas y de la expectación por el reparto de las concejalías, Belmonte fue una de las personas más buscadas «el día después» en los pasillos del edificio municipal pero nadie la vio y su despacho permaneció cerrado a cal y canto.
Su lugar de trabajo en el ayuntamiento está flanqueado por el despacho del grupo municipal socialista y el de Guanyar. Los seis concejales del PSOE vuelven a instalarse allí «de momento» aunque esperan disponer de más espacio en los próximos días, una vez hayan decidido las áreas que llevará cada uno, que previsiblemente serán las que gestionaban en el gobierno, y cómo se reparten los sueldos. Entre las filas socialistas predominaban ayer las caras serias y evitaron la foto en su nueva ubicación aunque algunos entraron para terminar de llevar allí papeles y otras pertenencias. Montesinos confirmó que todos los concejales seguirán en la oposición y se dan el fin de semana para salir definitivamente del KO en el que les ha dejado perder el gobierno para volver a trabajar el lunes, cuando además está convocada una junta de gobierno. Quien se ha quedado a un voto de convertirse en alcaldesa se mostró decidida a hacer oposición y aseguró que los populares «lo van a tener complicado», con ocho concejales, el alcalde sin competencias en otras áreas y Carlos Castillo con responsabilidades en la Diputación que compatibilizar con el ayuntamiento.
Por su parte, otro de los pesos pesados en el anterior equipo de gobierno, Fernando Marcos, que gestionaba Seguridad, Tráfico y Movilidad, Medio Ambiente, Limpieza y Memoria Histórica, aseguró que «nadie» en referencia a los nuevos ediles se había puesto en contacto con él y dijo «ponerse a disposición de los ediles que asuman mis áreas para que los proyectos que estaban sobre la mesa salgan adelante». Asimismo, afirmó que afronta su labor en la oposición de forma «leal, constructiva y vigilante».
Documento firmado
También en la oposición, aunque en su caso desde que el tripartito estallara por los aires el pasado noviembre, Miguel Ángel Pavón, líder de Guanyar adelantó que su labor será «implacable, muy vigilante y de fiscalización» con el nuevo gobierno.
Además, mostró el documento con 18 puntos que le ofrecieron a Belmonte que incluía en el marco de una reforma del Reglamento Orgánico del Pleno aprobar su propuesta que reconocía los derechos políticos y económicos de los concejales tránsfugas. Está firmado por Montesinos, por el portavoz de Compromís, Natxo Bellido, y por él mismo. Así, acusó a la edil no adscrita de «traicionar a Guanyar, a la izquierda y a la ciudad de Alicante».
