Una intensa jornada de reuniones no fue suficiente para que la socialista Eva Montesinos pudiera salir anoche del Ayuntamiento teniendo asegurada su investidura hoy como nueva alcaldesa de Alicante. Y todo porque la tránsfuga Nerea Belmonte, la esperanza de la socialista para conseguir el voto 15 que necesita para cerrar su llegada a la Alcaldía, aseguró que no veía cumplidas las exigencias que había puesto sobre la mesa del tripartito de Alicante, dejando en el aire su apoyo a la candidatura de la izquierda.

Previamente, PSOE, Guanyar y Compromís habían firmado un documento, de 18 puntos, en el se comprometían a reformar el Reglamento Orgánico de Pleno (ROP) a partir de sus propuestas, pero también de las iniciativas presentadas por Belmonte, entre las que figuraba la recuperación de sus derechos políticos como concejala (poder presentar mocione y acudir a comisiones, entre otras cuestiones) y además eliminar del reglamento la prohibición expresa de que los concejales no adscritos no puedan cobrar.

Sin embargo, la ex de Guanyar exigió anoche, durante su reunión con los socialistas a la que acudió junto a su amiga Elsa Martínez (que fue directora de Ciudad de la Luz con el PP al mando de la Generalitat Valenciana), que las formaciones de izquierdas también dejaran por escrito su compromiso de votar a favor de que vuelva a disponer de un sueldo en el Ayuntamiento de Alicante que perdió a principios de 2016, cuando fue expulsada del tripartito por adjudicar contratos a una empresa de su entorno.

Esa cuestión, volver a cobrar como concejala pese a su condición de tránsfuga, se tendría que llevar al pleno municipal una vez se modificara el ROP. Y en ese punto fue donde encalló la negociación de la socialista en su objetivo de convertirse en la sustituta de Gabriel Echávarri en la Alcaldía, ya que Guanyar, con Miguel Ángel Pavón al frente, sostuvo que no podía ir más allá de lo firmado en el documento, donde además se incluye más de una decena de sus propuestas programáticas.

Desde la marca blanca de EU subrayaron el «esfuerzo» realizado al transigir con que Belmonte recupere sus derechos políticos y abrirle la puerta a que vuelva a tener sueldo. El punto de la discordia, el 9 del documento de los exsocios del tripartito, recoge el compromiso de «tramitar y aprobar en el plazo más breve posible -antes de agosto de 2018- la reforma del ROP incluyendo las propuestas [...] de PSOE, Guanyar y Compromís y la propuesta normativa presentada por Belmonte, [...] a fin de favorecer la democracia participativa, la transparencia y la restitución de los derechos de los ediles no adscritos».

Con Belmonte exigiendo que los exsocios del tripartito dejen por escrito su compromiso para que vuelva a cobrar y con Pavón negándose a ceder más en la negociación, se llega a la jornada de hoy. En ese escenario de absoluta incertidumbre arranca una jornada marcada por el pleno de investidura, que empezará a las 9.30 horas con la toma de posesión como concejal del socialista Miguel Castelló.

Luego llegará la investidura, en la que Montesinos compite mano a mano con el popular Luis Barcala para hacerse con la vara de mando. A la socialista, una vez comprometidos los votos de su grupo (6 ediles), de Guanyar (5) y de Compromís (3), le falta un apoyo más para alcanzar los 15 necesarios por ley.

Hasta la fecha, Ciudadanos (5 concejales) y el también tránsfuga Fernando Sepulcre (ex de Cs que sostiene el gobierno del PP en la Diputación) han anunciado que no apoyarán a la socialista, al igual, evidentemente, que el PP.

Si Montesinos no suma 15 apoyos en una votación que se celebrará en torno a las 11 horas y en la que las papeletas, al menos, de los exsocios del tripartito y de los dos concejales tránsfugas no serán secretas, los populares recuperarán la vara de mando cuando todavía no se cumplen tres años de su salida del gobierno local, en el que encadenaron dos décadas de poder. La ley recoge que, en el caso de que ningún candidato consiga la mayoría absoluta de apoyos en la investidura, la lista más votada en las últimas elecciones municipales se hará con la Alcaldía.

Después de un día en el que los exsocios del tripartito se reunieron hasta en cuatro ocasiones en Alcaldía, los ánimos entre los ediles de la izquierda llegaron más que tocados al final de la jornada, ante el serio temor de que el PP regrese al gobierno local apenas tres años después de que el tripartito llegara al Ayuntamiento.

Entre los concejales y demás representantes políticos de PSOE, Guanyar y Compromís, sin embargo, se mantenía viva la esperanza de un posible acuerdo «in extremis» con Belmonte, en esos minutos previos al pleno de investidura de esta mañana.

En el PSOE y Compromís se esperaba un último gesto por parte de Pavón, mientras que en Guanyar aguardaban un cambio en la postura de Belmonte, rebajando sus exigencias de asegurarse por escrito un sueldo en el Ayuntamiento.

La tránsfuga, que abandonó el Consistorio pasadas las 21 horas junto a su amiga Elsa Martínez, anunció que acudiría a consultar con un abogado de su confianza el documento firmado por la izquierda. Sin embargo, anoche no se produjo ningún tipo de respuesta.

Así, con la inseguridad por el resultado que depare la votación, arranca un jueves en el que se elegirá al séptimo alcalde de la actual etapa democrática en Alicante. Hoy Echávarri tendrá sustituto: Eva Montesinos (PSOE) o Luis Barcala (PP).