El caballo Celino de la Policía Nacional y los demás equinos a cuyos lomos iban agentes que se mezclaban entre los peregrinos fueron la sensación de muchos de los participantes en la romería. «Son de pura raza», comentaban algunas mujeres, como si entendieran de estos animales. Porque la Santa Faz no sólo es religión, también es un día festivo, sobre todo para los miles de jóvenes que se reúnen en la playa de San Juan, que ayer ofreció muchas más actividades de ocio que otros años, como alternativa al botellón. Hasta las carpas deportivas se acercaron varios jugadores del Hércules, para dar su apoyo a la iniciativa de la plataforma Tolerancia Cero contra el consumo de alcohol en Santa Faz. Muy concurridas estuvieron también las paraetas, la del Ayuntamiento, con sus rollitos y mistela, y también la de INFORMACIÓN con un photocall.

La Peregrina es a veces reivindicativa. Una pareja de venezolanos aprovechó la romería para mostrar su rechazo a Maduro en una pancarta. No faltaron los madrugadores que antes de que amaneciera estaban en la plaza del Ayuntamiento y en San Nicolás para recoger las cañas romeras, y abundaron los caminantes descalzos por distintas promesas.

Pero si algo se vio sobre todo fueron imágenes de devoción no sólo hacia la Santa Faz original. También hacia la réplica que sale desde Alicante en dirección al caserío, y con la imagen de San Vicente Ferrer que este año le acompañaba. Lágrimas y rostros de emoción al paso de la comitiva, que quedó para la posterioridad gracias a los móviles de los peregrinos tomando miles de fotos.