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Análisis

Un pacto, un alivio y un desafío para el PSPV: retener Alicante

Ximo Puig se implica personalmente para desbloquear la crisis y darle una salida a Echávarri en un escenario crítico para ambas partes

Un pacto, un alivio y un desafío para el PSPV: retener Alicante

La crisis de Alicante ya se había convertido en un suplicio. Era inaguantable. Para los socialistas valencianos y para el propio alcalde, Gabriel Echávarri. Pero, pese a la gravedad del conflicto en un territorio clave para las elecciones autonómicas y municipales de 2019, la voluntad del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, era concederle a Echávarri, como avanzó este periódico, una última oportunidad de dar un paso atrás de forma voluntaria y evitar una dura reprobación de la dirección del PSPV, convocada para el mediodía de ayer con la crisis alicantina como único punto. Agotado por la presión, el alcalde de Alicante conversó a última hora del jueves con el jefe del Consell, que decidió implicarse personalmente en la resolución de la crisis. Le citó en València a primera hora -el alcalde anuló toda su agenda- y negoció directamente un acuerdo que cuadraba con el objetivo del PSPV: sacar al primer edil de la primera línea con una delegación de funciones a Eva Montesinos -aspirante socialista a sucederle- hasta su dimisión el 9 de abril. Y, con ello, ganar un margen de tiempo -el pleno de elección de nuevo alcalde podría estirarse hasta finales de ese mes- salvando la Semana Santa que permita armar el relevo, el enorme desafío al que se enfrenta ahora esta ejecutiva socialista sin cumplir ni tan siquiera todavía un año de su mandato.

Ximo Puig llegó a la reunión del secretariado del PSPV -el núcleo directivo de una docena de personas que dirige el día a día del partido- con la propuesta cerrada después de los contactos con Echávarri, que fue a València acompañado, únicamente, de su jefe de gabinete, Lalo Díez, y de su responsable de Comunicación, Sonia Rodrigo. La trasladó a la cúpula socialista e invitó al alcalde de Alicante a ofrecer su propia versión en su despacho de la sede socialista de Blanqueries, donde se celebraba el encuentro. La intervención de Echávarri, con tono cansino después de días bajo una fuerte presión y acorde a la gravedad del momento, detalló los dos procedimientos judiciales que, al final, han acabado con su carrera política. Definió como una cuestión administrativa el fraccionamiento de Contratos en Comercio y sí entonó el «mea culpa» en el caso del despido de la cuñada del portavoz del PP, Luis Barcala. Una decisión de la que, según reconoció, se arrepiente y que, como admiten en el PSPV, ha pesado más para acelerar este desenlace.

Con el primer edil alicantino fuera otra vez del encuentro, todos los miembros de la ejecutiva dieron el visto bueno al acuerdo con intervenciones de fondo como la del presidente de la Diputación de València y alcalde de Ontinyent, Jorge Rodríguez, que recordó que Echávarri se marcha antes, incluso, de pisar la «línea roja» que marcan los estatutos socialistas; silencios como el de Sandra Martín, una de las aspirantes a liderar en el futuro el socialismo alicantino, hasta hoy vicesecretaria local con Echávarri y afín al exsenador Ángel Franco; o apuntes como el de Juana Serna, presidenta del PSPV y militante de Alicante, sobre la necesidad de encauzar la negociación «responsabilizando» también de la situación a Guanyar y a Compromís.

El mensaje de Echávarri en público junto al vicesecretario general del PSPV, Manolo Mata, para escenificar el pacto con discurso suave y hasta comprensivo con el alcalde de Alicante se convirtió en la válvula que permitió, por vez primera, respirar con cierto alivio a la cúpula socialista aunque, también reconocen, sin margen para la autocomplacencia. La marcha del hasta ahora edil, antes o después, estaba ya descontada. Así que el verdadero desafío del socialismo alicantino se concentra durante el próximo mes: retener la Alcaldía y, sobre todo, configurar un gobierno que pueda llegar con una cierta estabilidad a las elecciones. Ahora comienza, por tanto, la etapa más importante para resolver la crisis alicantina, admiten en el PSPV. Sacar a Echávarri de los focos, dicen en las filas socialistas, permite entrar de lleno en la negociación del relevo. «El problema, hasta ahora, era el alcalde. A partir de este momento, la cuestión es ver los partidos que aceptan el mandato ciudadano en 2015 de que no gobernara el PP», señala un importante dirigente del PSPV que traslada esa responsabilidad a toda la corporación.

Los socialistas dan por descontado que pueden sumar a Compromís y apelan a la responsabilidad de Guanyar para que Miguel Ángel Pavón levante el veto que ejerce sobre Nerea Belmonte, que ofrece su voto a cambio de sueldo vinculado a capacidad de iniciativa política. Con la ex de Podemos van a continuar las negociaciones que, igualmente, se van a intensificar con Ciudadanos, formación a la que el PSPV quiere poner en la tesitura de decidir entre garantizar el relevo o en una postura que facilite que la Alcaldía de Alicante pueda volver, en el caso de que no haya un acuerdo, al PP como formación más votada. Tampoco está descartado hablar con Fernando Sepulcre, el otro tránsfuga de la corporación, aunque genera desconfianza por su papel en la Diputación.

Así que ahora los socialistas abrirán todas esas líneas de contacto para intentar sumar los apoyos suficientes que permitan investir a Eva Montesinos, necesitada de vencer a su vez los recelos que levanta entre sectores de la convulsa agrupación socialista de Alicante. En ese pacto y en la configuración del gobierno con una alternativa que podría conducir a un gobierno a dos bandas de los socialistas y Compromís, se juega el PSPV su credibilidad. No sólo ellos. También Natxo Bellido se enfrenta al riesgo de un arma de doble filo: oportunidad de ganar espacio pero que, a la vez, ya no le permitiría ponerse de perfil en algunos asuntos para colocarle en la primera línea. Antes de retomar la negociación, los socialistas tienen hoy una cita para intentar calmar a su propio partido, foco de conflicto desde hace dos décadas. Consumar el relevo de Echávarri en el partido antes de intentar cuadrar el cambio municipal. La grave crisis podría desembocar en una solución pactada, como desea el PSPV, con un único candidato, el exconseller Miguel Millana, que integraría en la ejecutiva a los grupos críticos. Hoy mismo, de hecho, antes de la asamblea, Millana negociará con el candidato alternativo, el sanchista José Miguel González Moreno, una lista pactada de integración para una etapa en la que el socialismo alicantino se juega su supervivencia.

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