Profesionales de la Sanidad como Elena Castejón y Erótida Angulo contribuyen con sus respectivas investigaciones a minimizar riesgos para los accidentados en situaciones de emergencia. Así lo mostraron ayer ante el I Congreso Nacional de Emergencias que reúne en Alicante a cerca de un millar de expertos y alumnos interesados en unos ciclos formativos que solo imparten en la provincia el Instituto Leonardo Da Vinci de Alicante y El Valle de Elda.

Elena Castejón, que trabaja en el Samu de Benidorm y es profesora asociada de Enfermería en la UA, ha patentado una báscula inteligente para pesar pacientes heridos en vehículos de emergencias, helicópteros o ambulancias. «Intento innovar en emergencias prehospitalarias», explica.

«Hasta ahora se calcula el peso del paciente con estimaciones subjetivas, pero teniendo el peso real y en tiempo en situación crítica te permite calcular tanto la dosis del fármaco como la velocidad de su administración».

El prototipo evita errores que pueden desembocar en la muerte del accidentado por una administración excesiva o insuficiente de medicamento. Elena explica su utilidad para evitar el extremo dolor en un niño con politraumatismo, o para controlar la dosis de fármacos que exigen gran minuciosidad porque un excesivo dolor puede producir taquicardias.

La báscula se incorpora a la plataforma de la camilla y lo que falta es la financiación para comercializarla.

Seguridad

El dispositivo ideado por otra enfermera «garantiza la seguridad porque inmoviliza el tubo endotraqueal y cualquier otro material de intubación que se aplica a un paciente para restablecer sus funciones vitales, y no es invasivo».

La pinza de Erótida Angulo, profesora en el IES Da Vinci y enfermera del quirófano en el Hospital Vithas Internacional Medimar y en el Perpetuo Socorro, «erradican la inseguridad de las vendas y esparadrapos, porque cuando las víctimas o pacientes tienen abrasiones y quemaduras los fijadores externos no se pueden adherir», concreta.

Independientemente de la situación que adopte el paciente de que se trate, «se consigue inmovilizar la intubación», afirma. Su trabajo diario, tras una intervención de cirugía plástica, le llevó a idear junto a su marido, el empresario Antonio Ferrándiz, el denominado Clip-FAB. «Fueron siete horas de operación por no disponer de un fijador interno, de ahí surgió la idea».

El prototipo, probado ya en quirófano en una operación de hombro, cuenta ya para su comercialización con el interés de una firma china. En Génova obtuvo el primer premio internacional a la mejor invención española de 2016.