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Amadorio y Guadalest

Alertan de que el desembalse de los pantanos amenaza el suministro al turismo

Un informe resalta que los ríos-rambla donde la CHJ plantea crear un caudal ecológico artificial nunca lo han tenido

Alertan de que el desembalse de los pantanos amenaza el suministro al turismo

El Instituto Universitario de Geografía de la Universidad de Alicante considera una aberración técnica y social la decisión de la Confederación Hidrográfica del Júcar de desembalsar agua de los pantanos del Amadorio y Guadalest a fin de dotar a ambos ríos de un caudal ecológico que, según el catedrático de Geografía y director del instituto, Antonio Rico, no servirá para nada, ya que ambos cauces fluviales son ríos-rambla, por lo que por su propio régimen natural están sometidos a las lluvias y sequías, por lo que es normal que estén secos durante buena parte del año.

La cantidad de agua a desembalsar asciende a 10.368 metros cúbicos al día, o lo que es lo mismo, 311.040 metros cúbicos al mes.

Rico alerta, además, en un informe al que ha tenido acceso este periódico, que la iniciativa de la Confederación de soltar agua sin más para que se vaya al mar puede provocar el próximo verano restricciones de agua para la agricultura y comprometer el abastecimiento al turismo en la zona norte de la provincia, en Benidorm y su entorno, lo que obligaría a volver a poner en marcha la desaladora de Mutxamel, «simplemente por desperdiciar el agua actual».

De hecho, hace tres años hubo que activar, precisamente, esta planta, para enviar agua a Benidorm (5 hm³) y evitar restricciones en plena temporada alta turística por falta de lluvias. Contar con garantía de suministro hídrico es clave en verano, que es, además, la estación del año en el que el turismo logra el 75% de la facturación de todo el año, por lo que cualquier duda en cuanto al abastecimiento sería letal para el sector.

Entre el 70% y el 90% del agua que habitualmente almacenan estos embalses procede, además, de los dos bombeos, (Algar y Torres), que gestiona el Consorcio de Aguas de la Marina Baixa mediante una serie de acuerdos con las comunidades de regantes. «Si no fuera por las infraestructuras hidráulicas del Consorcio y por la estrecha colaboración entre las comunidades de regantes y los ayuntamientos integrantes del Consorcio, a esos embalses no llegaría el agua que almacenan habitualmente, algo que les haría estar completamente secos dos y tres años de cada diez, provocando cortes de suministro y daños económicos irreparables en la Marina Baixa», subraya Rico.

¿Qué significa que el Amadorio y el Guadalest sean considerados ríos-rambla? Que dependiendo de ciclos hidrológicos, húmedos y secos pueden llevar caudales reducidos, moderados o quedar totalmente secos. Pero lo natural es que durante periodos amplios de tiempo sus cauces queden totalmente secos. «De ahí que resulte un disparate imponer un caudal ecológico, que no es ni ecológico ni natural, ya que son ríos-rambla», denuncia el director del Instituto Universitario de Geografía.

Caudales ecológicos

La Confederación Hidrográfica del Júcar pretende soltar agua desde los embalses de Guadalest y Amadorio con el pretexto de que son caudales ecológicos, lo cual dista mucho de ser así. Según Rico, no se trata de caudales ecológicos, e insiste en que durante amplios periodos de tiempo sus cauces queden secos, sencillamente porque no se producen lluvias y deja de circular agua. Son ríos-rambla, con un régimen pluvial mediterráneo. Cuando se producen lluvias de cierta intensidad se activa la escorrentía, y durante periodos secos, deja de circular el agua. «Es decir, los caudales que pretende desembalsar la CHJ desde los embalses de Guadalest y Amadorio, pueden merecer cualquier calificativo, menos el de caudales ecológicos», puntualiza el catedrático.

Además, los recursos que almacenan estos embalses proceden principalmente, de los bombeos que paga y realiza el Consorcio de Aguas de la Marina Baixa desde la estación de bombeo del Algar a Guadalest (que eleva al embalse los sobrantes de las Fuentes del Algar), y otro bombeo más , denominado Bombeo del Torres, desde el río Torres al embalse de Amadorio, gracias a la existencia del Canal Bajo del Algar, que es de los regantes, y que ceden generosamente al Consorcio de Aguas de la Marina Baja, para transportar «agua blanca» desde la cuenca del Algar-Guadalest, a la del Amadorio.

Así, cuando hay recursos suficientes, gracias a las infraestructuras hidráulicas de regantes y del Consorcio se puede bombear el agua a dichos embalses para su regulación. «Pretender imponer caudales ecológicos en estos ríos-rambla constituye una aberración técnica y una medida irresponsable alejada del sentido común, que pone en grave riesgo el suministro agrícola, urbano y turístico de agua en la Marina Baixa».

Para Antonio Rico, «es normal que los regantes se muestren indignados con esta medida de la Confederación».

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