Conocer cómo funciona el cerebro. Este es el reto que se han marcado las grandes instituciones europeas con la puesta en marcha del proyecto «Human brain», respaldado por la Unión Europea y que prevé una inversión de 1.000 millones de euros en 10 años. «La finalidad es crear un modelo computacional del cerebro que nos ayude a entender su funcionamiento, entre otras cosas, para prevenir las enfermedades mentales y neurodegenerativas», explica Salvador Martínez, director del Instituto de Neurociencias, centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universidad Miguel Hernández. La neurociencia se encuentra, por tanto, en un momento prometedor, teniendo en cuenta que en EE UU se ha emprendido un proyecto similar. «Las instituciones europeas por fin han entendido que antes de conocer en profundidad otros campos como el universo hay que entender cómo funciona nuestro cerebro y por vez primera en mucho tiempo se va a dedicar a esta tarea una importante inyección económica», sostiene el responsable del Instituto de Neurociencias, que estos días celebra la Semana del Cerebro.

Pese al momento dulce que en general vive la neurociencia, el responsable del Instituto de Neurociencias hace un llamamiento para que España no se quede en el furgón de cola de esta revolución por la falta de investigadores que han abandonado el país y trabajan en otros países. «Necesitamos recuperar el talento perdido y dar oportunidades para que la gente se quede a investigar aquí». En este sentido, el investigador recuerda que debido a la crisis nuestro país «va a perder una generación entera de científicos».

Martínez parte de una premisa «y es que no sabemos casi nada de las bases del comportamiento humano». Entendiendo cómo funciona nuestra mente no sólo se podrán prevenir enfermedades, «también podremos entender las conductas humanas en condiciones normales y hacer que los humanos tengan una mayor capacidad de adaptación y unas conductas más racionales». El responsable del Instituto de Neurociencias pone sobre la mesa aplicaciones muy concretas que pueden surgir de entender las bases del comportamiento humano. «Los niños de hoy se enfrentan a sociedades cada vez más exigentes, lo que provoca un elevado estrés social. En este sentido a los escolares se les exige cada vez más y no siempre los niños que reciben una mejor preparación van a ser los que triunfen años más tarde». Conociendo cómo funciona el cerebro, añade Martínez, «se podrá incidir, por ejemplo, en educación».

La Semana del Cerebro arrancó ayer con una mesa redonda en el Club INFORMACIÓN en la que se habló de «Liderazgo en arte y creatividad femenina», moderada por Sandra Jurado, del Instituto de Neurociencias. En ella se abordó la discriminación que la mujer sufre también en el mundo del arte, para descartar que ésta se deba a cuestiones biológicas. «Es una cuestión cultural y social idéntica a la que ocurre en otros ámbitos. Los puestos de poder están copados por los hombres y a la mujer se la relega a los trabajos más pequeños», señala Eva Cagigal, director artística y gestora cultural. Pese a que en las escuelas y facultades de arte las alumnas son mayoría, éstas se van descolgando por el camino según se sube en el escalafón. «Sólo un 25% de los artistas que exponen en Arco son mujeres, y de ellas un 20% son extranjeras», recuerda Noelia Muriana, artista plástica y multidisciplinar, para quien la historia de nuestro país «está llena de mujeres artistas que sólo ahora empiezan a tener cierto reconocimiento».

La mesa redonda de ayer contó con la presencia de Luis Martínez Otero, científico del Instituto de Neurociencias, para quien «no hay ninguna explicación científica» a estas diferencias entre hombres y mujeres en el terreno del arte, «las razones son puramente educativas y culturales».