Compromís tendió ayer la mano al PSOE para intentar reconstruir un gobierno progresista en Alicante con la condición, eso sí indispensable, de que antes el actual alcalde, Gabriel Echávarri, dimita de su cargo después de que la Audiencia confirmara el viernes su procesamiento por el caso de las facturas de Comercio. De hecho, los primeros contactos, por el momento informales y por vía telefónica para trabajar en la idea de un futuro ya sin Echávarri se iniciarán esta semana. La cuestión será tratada también en la ejecutiva de País Valencià que Compromís tiene previsto celebrar mañana martes y ambas fuerzas políticas quieren hacer valer en esa dirección su buena sintonía en el ámbito autonómico merced al «Pacte del Botànic».

No es ningún secreto que Compromís defiende esta tesis de un nuevo pacto de izquierdas tras la marcha del actual alcalde que impida el acceso del PP al poder. Pero todo cobra ahora mucho más valor después de un fin de semana trepidante en el que el líder del PSPV, Ximo Puig, insistió en que, si bien el de Echávarri no es a su juicio un caso de corrupción, los socialistas tienen una línea roja por la que «asumiremos todas las consecuencias»; esto es, que el partido le pedirá al munícipe que se marche en cuanto se produzca la apertura del caso oral por el caso Comercio a la vez que también trabaja en lograr un gobierno progresista y estable. Además, horas después, la ejecutiva de los socialistas alicantinos acordó convocar para el próximo día 24 la asamblea que ha de elegir una nueva dirección que ya no estará liderada por Echávarri.

Así que a partir de hoy lunes, que es además el día en que el propio alcalde ha prometido romper el silencio que mantiene desde su particular viernes negro, se abre un nuevo escenario. En él empieza a descontarse el tiempo que parece quedarle a Echávarri con la vara de mando en las manos si la fuerte presión que está ejerciendo al PSPV fragua. Y Blanqueries ha encontrado, en este camino, la mano tendida de Compromís.

Al respecto, su portavoz municipal, Natxo Bellido, quien no confirmó ni desmintió esos contactos previstos para esta semana, sí dijo que «lo primero que ha de pasar es que Echávarri dimita». Y una vez que se produzca esta circunstancia, Compromís «trabajará por lograr una mayoría progresista para la que se necesitan 15 votos y estaremos dispuesto a apoyar a un candidato progresista, a un candidato del PSOE». «Pero Compromís sólo formará parte de la solución si primero los socialistas resuelven su problema».

Con todo, nada va a ser fácil. Y ya no sólo porque para sumar esos 15 votos de los que hablaba Bellido habrá que contar con los votos de Guanyar, cuyas relaciones con los socialistas en los últimos días son tempestuosas, y con uno de los dos tránsfugas del Ayuntamiento. Sino porque el sábado,la propia ejecutiva de los socialistas alicantinos volvió a escenificar su apoyo de momento a que Echávarri siga como alcalde y ni siquiera aceptó que la aplicación de la famosa línea roja de Puig signifique que el primer edil tenga que irse: el portavoz de ese organismo, Lalo Díez, insistió en que lo del caso Comercio es una cuestión administrativa. Pero Díez sí admitió a la vez que si se produce la apertura de juicio oral habrá que tomar una decisión; y subrayó con énfasis que lo más importante para el PSOE es no ceder la Alcaldía al PP. Y en eso está de acuerdo tanto con Puig como con Bellido. Otra cosa es si ellos y el resto de actores coinciden en cómo lograrlo mientras el futuro judicial de Echávarri sigue ensombreciéndose.