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Echávarri cede ante el PSPV y renuncia al liderazgo socialista en Alicante

El alcalde reúne hoy a la dirección local para convocar la asamblea que elegirá un nuevo secretario general

El alcalde de Alicante con el presidente de la Generalitat, durante un acto en el consistorio. rafa arjones

Gabriel Echávarri empieza a descontar tiempo a esta etapa política. El alcalde de Alicante cede a la presión del PSPV, dará un primer paso atrás y renunciará a renovar su liderazgo en la agrupación local del partido, según trasladó el propio primer edil a la cúpula de los socialistas valencianos tras conocerse el auto judicial que le coloca a las puertas del juicio oral por el supuesto fraccionamiento de contratos en Comercio. A pesar de que hace sólo una semana en una entrevista concedida a este periódico el primer edil confirmó su intención de presentarse a la reelección al frente de la agrupación de Alicante, lo cierto es que la resolución que le coloca a las puertas de sentarse en el banquillo ha terminado por minar una parte de su resistencia, lo que evidencia no sólo su debilidad sino la grave crisis política que afecta a los socialistas y el deterioro institucional del actual gobierno municipal de Alicante.

No se trata de un simple formulismo o de una decisión sin valor. Ni mucho menos. Gabriel Echávarri inicia así una retirada a la que le van forzando los acontecimientos judiciales con un primer paso atrás: se queda sin el control del partido. Pierde el blindaje que concede, siempre, ocupar la dirección política como movimiento previo, aún verde y pendiente de negociar, a una posible salida de la Alcaldía. Una segunda ficha que el PSPV, aunque de forma pública niegan los colaboradores de Echávarri, también contempla mover dentro de una jugada más compleja para la que se buscan socios que eviten por todos los medios regalarle el gobierno al PP, un riesgo que la cúpula socialista quiere sortear. Después del auto que pone a Echávarri a las puertas del juicio oral, el termómetro de la preocupación por la situación de Alicante -territorio decisivo para que la Generalitat cayera del lado de Ximo Puig en 2015 y que se presenta también como clave en la cita de dentro de año y medio- creció varios grados en las filas del PSPV.

Tanto que en Blanqueries tuvieron que tomar de una vez las riendas del conflicto. El alcalde, según confirmaron fuentes socialistas, mantuvo ayer un encuentro en Alicante con José Muñoz -secretario de Organización del PSPV y el hombre elegido por Ximo Puig para intentar encauzar una salida- en el que se abordó la situación. El número tres de los socialistas valencianos le trasladó a Echávarri su convencimiento de que ha actuado en todo momento con rectitud y honradez. No es comparable ni de lejos la situación del primer edil, insisten estas fuentes en una tesis que comparte el propio Puig, con la que afectó a Sonia Castedo durante el pasado mandato. No es un caso de corrupción, subrayan desde Blanqueries, sino una cuestión administrativa. Pero, en todo caso y eso también se le trasladó a Echávarri, una vez que se abra juicio oral -como establece la normativa socialista- se tendrán que tomar decisiones, que implicarían una doble renuncia: a los cargos del partido y públicos.

El tiempo que falta hasta que el juez dicte el auto que sentará definitivamente a Echávarri en el banquillo, por tanto, es el plazo que le resta a la cúpula del PSPV para intentar buscar una salida a la crisis. Ya no hay más margen. La salida de Echávarri de la dirección del partido se va a activar ya. Hoy mismo, a partir de las 18 horas y una vez finalizado el congreso comarcal que se celebrará por la mañana en El Campello, la ejecutiva de los socialistas en la capital se reunirá para convocar la asamblea que elegirá un nuevo secretario general. Mantener la candidatura de Echávarri, como era su intención hasta ahora, hubiera supuesto elegir una dirección con el riesgo de tener que disolverla en un plazo breve en el momento que se abriera juicio oral por el caso de las facturas de Comercio. Así que la salida del alcalde de sus cargos en el partido ya está orientada.

Tien un gran simbolismo político: supone un gesto del primer paso atrás de Echávarri, quedarse sin poder en la organización y la antesala de los movimientos para relevarle en la Alcaldía. No se activará definitivamente hasta decretada la apertura de juicio oral. Así que quedan unas semanas para explorar posibilidades. Pero, en todo caso, la posición de la dirección del PSPV es nítida: el objetivo es que la Alcaldía se mantenga en manos socialistas para alejar, de esa manera, la posibilidad de que pase automáticamente al PP; dentro de un gobierno progresista; y con la máxima estabilidad. Habría que buscar, al menos, quince votos, algo que, sobre el papel, parece complicado de tejer. Pero todo indica que Echávarri tiene fecha de caducidad.

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