Las orugas de la plaga del pino, la procesionaria, ya han bajado al suelo y se dejan ver en fila india por las aceras, los parques y zonas verdes con peligro, sobre todo, para niños y mascotas. La alarma ha cundido ya entre los vecinos de San Gabriel, Florida Babel y en las urbanizaciones próximas a la Serra Grossa. Los ciudadanos están sorprendidos por el hecho de que la procesión de orugas aparezca cada vez más temprano en el calendario. Climatólogos y expertos en Ciencias Ambientales coinciden en que la ausencia de frío en otoño y el cambio climático derivado del efecto invernadero contribuyen a acelerar la actividad biológica de la plaga, invalidando los tratamientos existentes.

El incremento en las temperaturas medias favorece que las orugas de la procesionaria colonicen cada vez más pinadas, y no sólo masa forestal de parajes naturales, también las áreas arboladas de los parques urbanos. Si en enero las bolsas ya estaban llenas de orugas que «creían» que era primavera, desde finales de febrero caminan en procesión por el suelo próximo a las pinadas cuando antes era más propio que lo hicieran en abril. «En San Gabriel hay una auténtica plaga. Es un peligro para personas y mascotas, ya se ha producido más de un incidente», aseguró Javier Gasulla, que reside en este barrio del sur de Alicante, refiriéndose a un bulldog francés al que picaron. Ayer, vecinos de Florida-Babel alertaron de largas filas de orugas por las aceras de la avenida Tomás Aznar Doménech y por los troncos de los pinos. Sólo una humedad excesiva como la de estos días de lluvia retrae a las orugas de formar esas características filas, como si fueran en procesión (de ahí su nombre). También junto a los senderos de la Serra Grossa y en las zonas verdes próximas se han visto muchas en las últimas semanas y hay restos de las que han sido pisoteadas.

El que las orugas de la plaga del pino formen largas filas llama mucho la atención de los niños, que tienden a tocarlas, y despierta la curiosidad de las mascotas. Cada vez colonizan zonas más altas de España. Si en Madrid las bolsas blancas llenas de larvas aparecen en marzo, en Andalucía lo hacen en febrero mientras en la Comunidad Valenciana, sobre todo en Alicante, en diciembre y enero.

La inhalación de los finos pelos de la oruga, donde oculta su veneno, puede producir desde urticarias hasta reacciones alérgicas, especialmente en los niños, tal y como advierten desde la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas. También los veterinarios aconsejan tener cuidado con los perros y gatos, especialmente vulnerables pues «a veces se las comen y se tragan todo el tóxico que contienen, con lo que llegan a sufrir una necrosis en la garganta y en la lengua», explica el veterinario José Luis Blázquez, que añadió que en ocasiones el animal puede incluso morir. Por este motivo, aconseja mantener la alerta.

Pese a la pronta aparición de la procesionaria, la Conselleria de Medio Ambiente asegura que en diciembre y enero realizó diferentes tratamientos en espacios forestales de la provincia de Alicante «con carácter previo» a que eclosionara una plaga que, recuerdan, está integrada en el ecosistema. Es decir, que es un insecto que forma parte del ciclo vital de esta especie arbórea y que también tiene sus depredadores, como lo son algunos pájaros, así como avispas y escarabajos que los parasitan.

Según explicaron desde este departamento, el tratamiento consistió en pulverizaciones de un producto específico de efecto preventivo mediante cañones directamente sobre pinadas de Alicante, Elche, Santa Pola, Torrevieja y Villena, «siempre en espacios forestales y en las zonas donde se considera que se debe hacer, con todos los permisos».

Desde la Conselleria de Medio Ambiente afirmaron asimismo que en verano procedieron a colocar trampas con feromonas en una veintena de municipios de la provincia. Gracias a estas trampas, por cada macho que muere son entre 500 y mil orugas menos.

También los ayuntamientos aplican sus tratamientos. En el caso de Alicante, técnicos municipales indicaron que se hacen de forma preventiva en octubre y noviembre con inyecciones directamente en los troncos de los pinos, y aseguran que en verano también ponen trampas de feromonas. Pese a la pronta aparición y a la gran cantidad de orugas en las pinadas, Medio Ambiente asegura que es un año «valle» en Alicante, es decir, no de los más fuertes de esta plaga. Esto no evita el aluvión de quejas ciudadanas.