¿Qué supone para usted el nombramiento como miembro de la Real Academia de la Medicina?
Es un orgullo, una situación nueva para mí y lo único que espero es estar a la altura del resto de los académicos.
En su discurso de ingreso habló de la inmunoterapia, su presente y su futuro. ¿Para qué se emplean estos tratamientos?
Se usan para muchas enfermedades. Uno de los terrenos es el cáncer, pero también para enfermedades autoinmunes, como artritis, lupus... Son enfermedades en las que el sistema inmunitario ataca los propios tejidos del organismo, lo que lleva a la inflamación. La inmunoterapia también se usa en trasplantes. Es la terapia del futuro.
¿En qué se basa?
Se aprovecha el conocimiento que tenemos del sistema inmunitario para potenciarlo, para hacer que actúe con mayor contundencia. A veces lo que interesa es inhibirlo porque esta activado de manera superior a lo habitual y acaba atacando al propio organismo, dando lugar a las enfermedades autoinmunes.
¿Cree que la inmunoterapia va a cambiar el curso del tratamiento de estas enfermedades?
Creo que sí. Por vez primera en muchos años podemos pensar en una «posible» cronicidad de estas enfermedades. Son enfermedades, como las autoinmunes, que no tienen cura. En cáncer la inmunoterapia está mejorando los tratamientos de quimioterapia. El futuro de estas enfermedades es aprovecharnos del sistema inmunitario. Todo esto nos hace pensar que algunas de estas enfermedades pueden llegar a curarse en un plazo medio, sobre todo, las autoinmunes y muchos cánceres que no responden a los medicamentos habituales. Estos tratamientos y su respuesta están dejando sorprendidos a los oncólogos.
¿Qué ha pasado este año con la gripe? ¿Por qué ha sido tan virulenta?
Habrá habido alguna mutación superior a lo que ocurre otros años y al sistema inmunitario le pilló descolocado y por eso ha habido más casos de los habituales. De año en año se puede intuir por dónde van a ir los tiros en cuanto a la gripe, pero no se puede saber con exactitud. Igual que hay mutaciones en las células, las hay en los virus.
¿Podemos esperar una gran pandemia de esta enfermedad?
Las autoridades sanitarias están preparadas para evitar este tipo de catástrofes. Los avances que hemos tenido en los medios de transporte, la globalización y los viajes de un continente a otro, si no se controla la situación, se puede escapar de las manos, pero si hacemos las cosas bien no tiene por qué ocurrir nada alarmante.
¿Cómo va a influir el cambio climático en la propagación de enfermedades?
Lo mismo que ocurre con los viajes pasa con las enfermedades. Es más fácil que una enfermedad endémica de África viaje en un avión y vaya a cualquier parte del mundo. Pero el sistema inmunitario está para eso, para adaptarse a esos cambios y evitar que acabe con la población.
¿Qué opina de los movimientos antivacunas?
La vacuna es sí, sí y sí... Gracias a lo que se ha hecho con las vacunas, desde de la primera contra la viruela, se han evitados un montón de muertes.
¿Le preocupa la resistencia que se está generando a los antibióticos por el abuso en su consumo?
Es una cosa que nos lleva preocupando desde hace años. Se ha hecho un mal uso de los antibióticos, quizá porque no se ha informado lo suficiente a la población. Aunque el uso de los antibióticos es una de las primeras cosas que nos enseñan a los médicos en la facultad: que no se puede cortar el tratamiento cuando queramos y hay que darlos cuando toquen porque sino conseguimos que las bacterias se hagan resistentes.
