El alcalde de Alicante, el socialista Gabriel Echávarri, se ha ofrecido voluntariamente como pregonero de la Semana Santa del año que viene como ejemplo de su «compromiso» con estas fiestas. Echávarri, que realizó ayer el ofrecimiento, ha querido salir al paso de este modo de las palabras del presidente de la Junta Mayor de Hermandades y Cofradías, Alberto Payá, quien el pasado sábado le reprochó su ausencia, por tercer año consecutivo, en el pregón, acto oficial con el que se inicia la Semana Santa. Y lo dijo desde el púlpito desde el que acababa de abrir los actos oficiales de 2018 el subdelegado del Gobierno, José Miguel Saval (PP).

Payá replicó a Echávarri que el pregonero lo propone la Junta Mayor de Hermandades, y que «nadie se propone a sí mismo para ser pregonero». Asimismo, afirmó que en los cuatro años de su mandato en la Junta, próximos a expirar, una de las condiciones era que la persona elegida fuera «creyente» o estar «muy relacionada con la Semana Santa».

El alcalde aseguró durante su ofrecimiento como pregonero que respeta profundamente al colectivo y que considera fuera de lugar las palabras de Payá. De hecho afirmó que, si quiere hacer política, la Junta Mayor no es el lugar. «Si quiere hacer política, que se meta en un partido político», dijo exactamente.

Según fuentes de Alcaldía, varias cofradías se han dirigido al alcalde para señalarle su malestar con el comportamiento de Payá así como su decisión de desvincularse de sus declaraciones. Añaden que Echávarri se ofrece a ser pregonero de la Semana Santa el próximo año para dejar claro que en ningún caso ha querido faltar al respeto a un movimiento al que respeta totalmente. «Acepto de buen grado ser pregonero el año que viene para que vea si estoy comprometido con la Semana Santa, más compromiso que ese no puede haber; supongo que dirá que sí. Supongo que dirá que sí, por tanto ya tiene pregonero, si el señor Payá lo tiene a bien».

Éste, por su parte, recordó que decidirá el pregonero quien sea elegido nuevo presidente de la Junta en el proceso que se celebra después de Semana Santa. «Dice que hay hermandades que no están de acuerdo con mis palabras en el pregón. Sin embargo, el aplauso en San Nicolás fue unánime y fuerte», insistió el presidente de la Junta Mayor, que mantiene con el alcalde una guerra soterrada a causa de un conflicto laboral que está salpicando a la Semana Santa alicantina.