El nivel de aprendizaje en lenguas para el alumnado yal y como figura en la ley Plurilingüe señala como objetivo final un «dominio elevado y equivalente de las dos lenguas oficiales», el castellano y el valenciano, rebajando las expectativas del conocimiento del inglés a un «dominio funcional de una o más lenguas extranjeras».

Sobre este marco de referencia se establece que un mínimo del 25% de todas las asignaturas se impartan en castellano y en valenciano respectivamente, que entre un 15% y un 25% sea en inglés, y que del porcentaje restante se «promoverá» que todos los centros «vehiculen el 50% del tiempo curricular en valenciano» y «un 25% del tiempo curricular en inglés».

Es decir que lo que busca la conselleria es que el 25% de la enseñanza se imparta en castellano y en inglés, y el 50% restante en valenciano, aunque el conseller asegura que esto no es una imposición porque lo que señala la ley es que «se promoverá».

Prioridades

No obstante, para favorecer ese objetivo del 25% en castellano, el 25% en inglés y el 50% en valenciano, Educación incluye en la ley que dotará a los centros de «recursos adicionales», pero siempre en función de unas prioridades determinadas.

Los primeros en recibir ese «profesorado adicional para garantizar la efectiva implantación del programa plurilingüe» serán aquellos cuyo alumnado mayoritario sea «no valencianohablante». El texto huye de restringir el apoyo a centros con mayoría de niños castellanohablantes porque quiere incluir a todos los alumnos inmigrantes con cualquier otra lengua madre oficial.

En segundo lugar, de cara a esta dotación extra de docentes, se sitúan los centros Caes que escolarizan a alumnos en riesgo de exclusión, así como los que tengan muchos estudiantes «recién llegados», y finalmente habrá más profesores para los que «promuevan la normalización del valenciano y la mejora de las competencias en lenguas extranjeras».