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El declive de Carolinas Bajas

Los vecinos critican la falta de limpieza, seguridad e inversiones

Solar abandonado y lleno de basura en Carolinas Bajas. pilar cortés

Quienes llevan años viviendo en Carolinas Bajas aseguran que este barrio no es ni la sombra de lo que fue hace dos décadas. De ser un nucleo cultural, con un comercio potente y un polo de atracción para familias trabajadoras, el barrio hoy languidece, asediado por los okupas, el escaso mantenimiento y por la falta de recursos sociales y de inversiones.

En un reciente estudio elaborado por la recién creada asociación de vecinos de Carolinas Bajas-Palmeretes se han contabilizado hasta 14 bloques de viviendas ocupados en su totalidad de manera ilegal. La inmensa mayoría de estos edificios es propiedad de bancos. «Es un problema que se ha agudizado en los últimos años, ya que algunas entidades bancarias compraron edificios en la época de bonanza para derruirlos y construir nuevos bloques, proyectos que la crisis dejó a medias», lamenta L. B., miembro de la asociación de vecinos que prefiere omitir su nombre completo.

Para los residentes de la zona, tanta vivienda ocupada conlleva un aumento de la inseguridad, agravada por tiendas de ultramarinos que venden alcohol a bajo precio, y de la falta de limpieza. «Hay familias que ni se molestan en bajar la basura, la tiran desde la ventana al patio del edificio». Junto a las casas okupas, los residentes culpan de la degradación del barrio «al elevado número de viviendas sociales del Patronato sobre las que no se ejerce ningún tipo de inspección ni control», afirma L. B.

La gran proliferación de solares abandonados es otro de los grandes problemas del barrio. Los vecinos han contabilizado 20.

Solares llenos de basura, de cacharros con comida para gatos y en los que personas sin hogar han improvisado lugares en los que dormir, con mantas o techos de cartón. «El problema es que nadie se encarga de la limpieza de estos solares, lo que genera plagas de ratas, cucarachas y mosquitos en verano», lamenta M. M., miembro también de la asociación de vecinos que prefiere omitir su nombre completo.

La falta de limpieza es incluso patente a primera hora de la mañana de un lunes en un recorrido por el barrio, con contenedores rebosando basura, restos de botellón y desperdicios por la calzada

Según critican los vecinos, el barrio carece de todo tipo de servicios. No hay centro social ni zonas de recreo para que los niños jueguen. El único espacio «verde» es la plaza de las Palmeretes, pero los vecinos aseguran que allí se generan continuas peleas y la fuente que hay en el centro «es un nido de basura, donde la gente mete a los perros e incluso se lavan los pies», explica M. M. También escasea el alumbrado público. «No es raro encontrarte por la noche a vecinos mayores tratando de abrir los portales con linternas porque no ven nada»

El cierre hace unos años del mercadillo de Campoamor supuso un duro revés para los comercios de la zona, que poco a poco han ido echando la persiana. La asociación ha contabilizado más de 200 locales cerrados o en venta.

«Hace dos décadas, cuando yo viene a vivir los pisos eran casi más caros que en el centro. El barrio rebosaba vida, situado en un eje cultural y muy próximo al centro. Actualmente puedes encontrar casas grandes por 50.000 euros y locales comerciales por 30.000», explica L. B. Estas dos vecinas lamentan que la inversión por parte del Ayuntamiento en el barrio ha sido nula en los últimos años. «Lo único que han hecho es el carril bici, para el que no han contado con nosotros y que encima genera más problemas que otra cosa, ya que los mayores se caen continuamente».

La asociación también recela de las inversiones que el Ayuntamiento promete que llegarán a través de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado (Edusi). «Todo lo delegan en este programa, cuando realmente la situación del barrio es un problema que atañe a todas las concejalías. El dinero de la Edusi no lo va a solucionar todo», cree M. M.

La asociación lamenta que el Ayuntamiento «invierta en zonas de nueva creación como los PAU y no conserven sus barrios para que sigan siendo lugares atractivos para vivir». Los vecinos quieren un proyecto integral para la recuperación del barrio: urbanístico, de seguridad ciudadana, medioambiental, comercial... «No queremos parches para salir del paso, ni ideas ocurrentes.Queremos una solución multiárea, definitiva y eficiente, que ponga en valor nuestro barrio y que le devuelva su atractivo».

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