«Debería haber una primera entrevista, una atención de derivación, en un mes o dos meses máximo. Y eso ya es mucho», afirma Diana Cespedosa, trabajadora social de Alcoy, actualmente empleada como funcionaria en el Servicio de Atención a la Familia y la Infancia.

Cespedosa explica la complicación que supone una tardía atención en las personas que se encuentran en un momento complicado de sus vidas. «La realidad es que el hecho de que se tarde tanto en dar la primera cita pone a las personas en una situación más grave, de aún más vulnerabilidad». «Una consulta puede suponer una derivación a otro servicio y una espera hace que se vaya en contra del poder beneficiarse de una ayuda».

Respecto a las alternativas, la trabajadora social cuenta que los usuarios ven un refugio en las entidades privadas. «Con una espera de cinco meses, la gente se ve obligada a buscar alternativas en organizaciones como Cruz Roja o Cáritas, si son ayudas de primera necesidad».

«Hay gente de clase media que ahora es clase baja; hay gente que se ha convertido en beneficiaros de ayudas sociales cuando antes no las pedía», dice en relación al desborde que sufren los centros sociales, y explica que estos están dando cobertura a más asuntos de los que abarcaban antes. Cespedosa opina sobre esta situación: «Me parece fatal».