«En EE UU ya realizan ensayos clínicos para generar nuevas moléculas pequeñas para activar la biosíntesis de la mitocondria y así prevenir los efectos del envejecimiento», informó el director del departamento de Biología Molecular y Celular del Centro Nacional de Biotecnología, integrado en el CSIC, Francisco José Iborra.

Según señaló este científico, la mitocondria puede explicar muchas de las facetas del envejecimiento y ofrecer la oportunidad de proponer terapias interventivas. En esta línea se encuentran sus investigaciones que, según avanzó, sugieren como diana el metabolismo de cada persona teniendo en cuenta sus condicionantes genéticos. La mitocondria es la fábrica de energía que tienen las células y tiene su propio material genético. «Es fundamental en la expresión genética, es el regulador global. En el transcurso de la vida la función mitocondrial va cambiando y puede producir los radicales libres que hace que las mitocondrias se vuelvan disfuncionales y dañen el ADN», dijo.

Para explicar de una manera sencilla el complejo mundo genético, Iborra realizó un símil literario. «El ADN en el núcleo de la célula sería la gran biblioteca de Alejandría donde están los ejemplares esenciales para formar un ser humano. Imaginemos un ingeniero químico que sería la célula hepática y un ingeniero informático que sería la célula neuronal. El químico tiene acceso a todos los ejemplares pero cuando accede sólo lee los libros de química y el informático los de informática. Cuando uno de ellos se distrae, descuida sus tareas y llega la enfermedad».